Miguel Ángel Perera repasa las claves de sus veinte años de alternativa en el Club Cocherito de Bilbao

Miguel Ángel Perera fue el protagonista de una sincera y muy cercana conversación con la afición de Bilbao en el marco de los actos culturales que organiza el Club Cocherito. A las puertas de comenzar la temporada del vigésimo aniversario de su alternativa, el torero extremeño recordó sus inicios  –”un tiempo irrepetible que echo mucho de menos”, dijo- y los principales hitos de un camino profesional marcado siempre por la honestidad en la plaza y la independencia en los despachos. “El tiempo te da una perspectiva de las cosas que no tienes, claro, a la hora de tomar determinadas decisiones. Veinte años después, tengo claro que sería el mismo Miguel Ángel Perera que he sido, aunque también hay batallas, vistos los resultados, que libraría de otra manera, confesó el diestro de Badajoz.

Estando en Bilbao, Perera recordó algunos de sus grandes momentos en Vista Alegre, sin duda, una de las plazas de mayor compromiso y exigencia de cuantas pisamos los toreros. Pero, justo por ello, lo es también de las que te dejan un poso inigualable de satisfacción cuando triunfas en ella, afirmó. Y aunque fue un triunfo al que le faltó el remate final que le robó la espada, Perera puso como ejemplo su tarde bilbaína del pasado 22 de agosto frente a los toros de Fuente Ymbro. “Venía de varias ferias sin suerte aquí, pero el año pasado me resarcí de todo eso porque me enfrenté a dos toros fieros y bravos, de los que aprietan, que conseguí que se entregaran en la muleta para luego cuajarlos como a mí me gusta. Fueron dos toros de ésos que, o te cogen en el momento de frescura y claridad en que llegué yo aquí, o te puedan desbordar y te comprometen de verdad”, recordó Miguel Ángel.

A preguntas de Aitor Vian como conductor del acto y del propio público presente, el torero de Puebla del Prior habló con sinceridad de la cornada de Salamanca en 2015, “la más grave de mi vida. Una cornada que, no sólo me hizo sufrir, sino, sobre todo, pensar. Pensar mucho en lo que significa esta profesión y en el valor de lo que conseguimos en ella”, indicó. El proceso de recuperación fue muy lento y, por ello, desesperante. Hubo fases en que sentía que no avanzaba nada, no veía mejoría y eso me llevó a darle muchas vueltas a la cabeza. Tuve que ser muy paciente y confiar en los médicos. Estaba literalmente partido en dos físicamente y no podía permitir estarlo también mentalmente”, reconoció Perera.

Y veinte años después de su alternativa, Miguel Ángel mantiene inalterable su apuesta por la gestión independiente de su carrera, ahora en las manos de David Benegas. En este sentido, el torero pacense reconoció que así es todo más difícil y cada tarde y cada feria y cada plaza tienen mucho de reválida para repetir al año siguiente, pero esta opción que un día elegí, que es evidente que me ha restado comodidad y seguridad a la hora de plantear mis temporadas, me aporta sobre todo la libertad que es inherente a mi forma de ser. La libertad para decidir dónde, cuándo y cómo. Que muchas veces me ha dejado fuera de donde me hubiera gustado y creo que hubiera merecido estar, pero es el precio que me ha tocado y que me sigue tocando pagar aún hoy. Incluso diría que cada vez más porque está todo más cerrado, más concentrado en unas pocas manos, lo que me preocupa, no sólo por mí, sino también por los toreros nuevos que quieren y merecen hacerse un sitio y, estando así las cosas, lo tienen casi imposible.

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