Por: Emilio Trigo
Oreja para Emilio de Justo ante el quinto y ovación ante el complicado segundo. Abrió plaza Curro Díaz que se llevó el peor lote pero pudo tocar pelo en en cuarto aunque la espada se la jugó. El primero se inutilizó al partirse un pitón antes de iniciar la faena y el segundo sacó mucha complejidad. Se lidió una corrida del hierro de Murube con movilidad y teclosa.
El primero salió con muchos pies y estrellándose con los burladeros. Un toro serio que metió la cara con cierta brusquedad en la tela rosa que le presentó Curro Díaz. El maestro linarense se expresó con más efectividad que lucimiento por violencia de la embestida. De igual forma se comportó en el peto que arremetió con todo. Antes de comenzar la faena se estrelló el burel contra un burladero con las de “Caín” con tan mala fortuna que se partió el pitón derecho. Curro Díaz con gran enfado por lo sucedido pasó a estoquearlo sin más. Silencio.
El segundo un astado muy en línea de la casa Murube que embistió con disparo al percal De Justo. El extremeño se sintió en lances a la verónica con suavidad y expresión. Una vara en su justa medida y cambio de tercio. El primero del lote de Emilio de Justo tuvo motor en la acometida pero sin embargo le faltó continuidad y ritmo. Un astado obediente al que Emilio le presentó los engaños con mando para obligarlo a pasar por ambos pitones. El extremeño despegó oficio para imponerse a un segundo brusco -tal vez le faltó otro puyazo- con solvencia y determinación. Ovación con saludos.
El tercero, abanto y barbeando tablas en una salida de muchos pies. Miranda lo recibió jugando los brazos a la verónica con cadencia y temple -a pesar del viento- en lances muy bellos. La medía en el centro del ruego muy sentida. El quite tras la vara oportuna por tafalleras tan justo como un palio saliendo de un templo. Cuatro y una media a una mano de máximo lujo. Antes un momento de apuro -arrolló- por la falta literal de sitio. Brindis público. David de Miranda comenzó con unos doblones por bajo abriendo los caminos con imposición y profundidad. A partir de ahí, el toro cambió a mirarlo en todo momento y era consciente que no quería obligaciones. Sin embargo, De Miranda, citó, tocó y enseñó los mulos como si fuera bueno. Se puso otra donde los pies queman y se la jugó en cada encuentro ante uno con muchas teclas y muy incierto. El de Trigueros demostró que se siente cómodo donde las pulsaciones se aceleran y cuajó una actuación por ambos pitones dictatorial e imperial por convencimiento, toreo vertical y firmeza. Dos orejas.
El cuarto, ‘capachao’ de pitones y con cuello, embistió al percal con de Curro con repetición por ambos lo que aprovechó el maestro para soltar varias lapas de mucha enjundia. Toreo de muñecas sueltas. Una vara bien ajustada y brindis público. Este ejemplar miró como todos los demás y había que imponerse con toque fuertes y mandones para que sintiera el poder del diestro. Y así lo hizo Curro que mantuvo su criterio ante un toro muy incómodo de estar delante por su irregularidad en la violenta embestida. Con todo, de hizo con él y cimentó varias series ligadas a base de exponer y tragar mucho. Unos pasajes muy bellos y ligados que calaron hondo en la parroquia. Lástima que su esfuerzo no estuviera recompensado por la espada que no quiso entrar. Ovación con saludos.
El quinto saltó al ruego exteriorizando un mal andar, algo que el respetable recriminó sin demasiado ímpetus. Esperó en la lidia y a los de Plata de Ley con los palos, lo que hizo presagiar cierto celo. El extremeño brindó al respetable y a la postre desplegó un toreo clásico y armónico ante uno que embestía abriéndose por fuera y con las manos a la par. De justo corrió las muñecas con soltura por uno y otro pitón, destacando el toreo fundamental por ligazón y verticalidad. Espadazo y oreja.
El cierraplaza, otro ejemplar con expresión al que David de Miranda lanceó con mucho gusto y empaque. Se cuidó en varas para no sobrepasar el castigo. Fernando Pereira lo bordó con los palos sin llegar a desmonterarse. De Miranda ante el sexto ofreció un toreo estético, vertical y muy suave en trazar y componer. La figura de Huelva aderezó su toreo con exquisito temple y una muleta que hipnotizada a su enclasado oponente. Naturales hondos y exigentes, y derechazos compuestos y de mucho gusto. Todo su quehacer mantuvo el ritmo y el compás. Espadazo y dos orejas al buen toreo De Miranda.
LA RESEÑA
Plaza de toros de Aracena (Huelva) || Corrida de Toros
Entrada: Lleno de ‘No hay Localidades’
Se lidiaron toros de Murube, bien presentados en su conjunto y de buen juego en líneas generales.
- CURRO DÍAZ, silencio y ovación
- EMILIO DE JUSTO, ovación y oreja
- DAVID DE MIRANDA, dos orejas y dos orejas