Cuarto coloquio vespertino del Club Cocherito en la Semana Grande de Bilbao, tras una corrida en la que Roca Rey cortó tres orejas y en la que el quinto toro de la tarde (de Victoriano del Río) fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. Comparecieron para hablar de toros y valorar la corrida Fernando Gomá, representante de la Fundación Toro de Lidia; Gonzalo Bienvenida, periodista que cubre la presente edición de las Corridas de Generales para el diario “El Mundo” y es comentarista habitual en diferentes programas, entre ellos “El Séptimo Toro”, de Radio Intereconomía; y Juan del Val, escritor, colaborador de televisión y aficionado taurino. Junto a ellos, el joven novillero cordobés Manuel Quintana que, a la postre, tras la final celebrada el viernes, resultaría triunfador del Memorial Iván Fandiño. Condujo el coloquio Álvaro Suso, miembro de la Junta Directiva del decano de los clubes taurinos. Nuevamente, el salón del hotel Silken Indautxu presentó un lleno total.
La verdad de la tauromaquia, en un contexto social en el que la autenticidad está ausente, se ligó con los análisis y razonamientos acerca de la gran tarde de Andrés Roca Rey y la propia verdad del toreo peruano. Y surgieron el coloquio y los aplausos.
Como aficionado que es, Juan del Val respondió a la pregunta sobre qué le atrae del toreo con una sola palabra y su artículo: “la verdad”. El toreo, dijo, sigue siendo un espectáculo fascinante en el que más verdad hay. “Se sufre de verdad, se triunfa de verdad, se muere de verdad…”.
Para Fernando Gomá, la fiesta de los toros ha pasado de ser considerada una cuestión antigua y, como consecuencia de ello, tendente a su desaparición, por su propia inercia, a convertirse en una piedra de toque del tipo de sociedad que queremos ser. Ahora mismo, dijo, defender la tauromaquia es apostar por un modelo de sociedad mejor. Sostuvo, además, que aquellas personas que no siendo estrictamente dogmáticas o animalistas deberían defender la tauromaquia, aunque no les guste, porque con ello protegen valores como la libertad, la cultura, la tolerancia o la tradición, que interesan a todos y son más necesarios que nunca.
En referencia a lo expuesto por Juan del Val, el vicepresidente de la Fundación Toro de Lidia destacó que la verdad ha sido siempre un valor endeble y, en el siglo XXI, en decadencia. Frente a ello, dijo, hallar la verdad profunda y absoluta que representa algo inmaterial como la figura de un torero que arriesga su vida quizá sea incomprensible pero es una especie de tesoro vital. “La tauromaquia —añadió— plantea dilemas a la sociedad de hoy que son absolutamente esenciales. Por lo tanto, defender la tauromaquia es defender una sociedad más culta, libre y tolerante”.
Para Gonzalo Bienvenida, la actuación de Roca Rey en Bilbao ha sido la más importante de su temporada y ha supuesto un golpe sobre la mesa, el de una figura que lleva diez años en la élite del toreo, que se supone que lo tiene todo demostrado, pero que es inconformista. Juan del Val, por su parte, consideró que Roca Rey no está en sus mejores momentos, que la tarde del jueves era muy importante y que el peruano se superó a sí mismo y se impuso a una corrida con muchas posibilidades.
La bronca recibida por Juan Ortega en la tarde triunfal de Roca, forma parte, también, de esa verdad de la tauromaquia, a decir de los participantes en el coloquio. Juan del Val dijo, al respecto, que el fracaso y las broncas forman parte de la fiesta, lo que a Fernando Gomá de dio pie a incidir, nuevamente, en la verdad de los toros. “El toreo es uno de los pocos ecosistemas en los que no hay que ser políticamente correcto. El toreo es emoción sin pantallas” (en referencia a los dispositivos electrónicos).
Manuel Quintana asistió a este coloquio en la proximidad de la mesa de contertulios, pero desde la distancia de quien no presenció la corrida del día. El joven novillero (que al día siguiente triunfaría en la final del Memorial Iván Fandiño, tiene 19 años y carece de antecedentes familiares en el mundo del toro. Se apuntó a la escuela de tauromaquia (el Círculo Taurino de Córdoba) animado por la información que veía en las redes sociales. Lleva dos años vestido de luces y ya piensa torear con picadores (el año que viene). Le apodera Antonio Tejero, banderillero que fue, entre otros, de Enrique Ponce durante años, y con el que entrena. Su referente como torero es Manzanares padre.