El matador de toros Rafael Soto Moreno, conocido universalmente como Rafael de Paula, recibió este martes 4 de noviembre el último adiós tras su fallecimiento el pasado domingo. La Iglesia de Santiago, corazón del barrio donde nació, se convirtió en el epicentro del sentimiento de Jerez de la Frontera, que despidió a uno de sus hijos más ilustres y a una figura irrepetible de la historia del toreo.
Durante toda la mañana, vecinos, aficionados, amigos y familiares pasaron por la capilla ardiente instalada en el templo para rendir homenaje al maestro. Entre los asistentes, numerosos nombres destacados del toreo quisieron estar presentes en este adiós: Curro Romero, Pablo Aguado, Eduardo Dávila Miura, Fermín Bohórquez, Luis y Antonio Domecq, José Luis Galloso —padrino de su confirmación de alternativa—, Tomás Campuzano, Miguel Báez ‘Litri’, Santiago Domecq, Salvador Gavira García, Javier Conde, Francisco Rivera Ordóñez, Cayetano o Víctor Janeiro, entre otros.
La capilla ardiente permaneció abierta hasta las 11:30 horas, momento en el que se dio paso al funeral, celebrado a mediodía en una ceremonia llena de emoción y respeto. Posteriormente, Rafael de Paula recibió cristiana sepultura en el Cementerio de Nuestra Señora de la Merced, acompañado por el silencio solemne y las lágrimas contenidas de los suyos.
El oficio religioso dejó imágenes imborrables, desde la llegada de su inseparable amigo Curro Romero hasta las palabras del sacerdote que ofició la misa, quien recordó con firmeza la deuda pendiente de la ciudad: “Jerez tiene una deuda que saldar con el maestro”, dijo, pidiendo públicamente que la ciudad levante un monumento en honor al genio de Santiago.
Con su despedida, Jerez pierde a un mito, pero gana una leyenda eterna, que seguirá viva en cada verónica y en cada silencio de su plaza, donde el arte y la emoción de Rafael de Paula permanecerán para siempre.

