Pocas plazas han reunido a tantas figuras de época como la de La Misericordia. La historia de la Feria del Pilar está escrita con los nombres de quienes marcaron el rumbo del toreo en los últimos dos siglos. Desde los héroes románticos del XIX hasta las grandes figuras del siglo XX, Zaragoza ha sido escenario de gestas que forman parte de la memoria del toreo.
En el siglo XIX, espadas como Francisco Montes “Paquiro”, Cúchares o Lagartijo dejaron su impronta en el coso zaragozano, cuando la fiesta consolidaba su carácter moderno y la ciudad empezaba a figurar entre las grandes plazas del país. Ya en el XX, Manolete selló con su presencia el prestigio de la Feria, mientras toreros como El Viti, Paco Camino, Paquirri, Curro Romero o Espartaco convirtieron sus actuaciones en acontecimientos sociales. En los años noventa, el encuentro entre José Tomás y Ponce, o las tardes de Jesulín en plenitud, demostraron que el Pilar seguía siendo una cita de máxima categoría.
Cada generación ha encontrado en Zaragoza una plaza de verdad, exigente, fiel y conocedora. Aquí no bastan los gestos: se exige profundidad, entrega y verdad. De ahí que tantos toreros hayan buscado su consagración bajo el cielo de octubre, conscientes de que una gran tarde en el Pilar vale por toda una temporada. En ese ruedo, donde la historia pesa y el público mide con justicia, se han forjado leyendas y se ha perpetuado el espíritu más puro de la tauromaquia.