La primera novillada de la Feria de la Virgen de los Remedios en Colmenar Viejo dejó una tarde tan dura como emocionante, marcada por la entrega de los tres novilleros y el juego desigual de los ejemplares de Brazuelas. David López abrió plaza con un novillo complicado al que sometió con valor, aunque sin opciones de mayor lucimiento. Su segundo, descastado y muy exigente, volvió a poner a prueba su oficio; López se entregó en terrenos comprometidos, logrando momentos de conexión con molinetes y pases de pecho, saludando una ovación. Julio Méndez, con el tercero, lidiado bajo una lluvia creciente, mostró firmeza y disposición frente a un animal reservón que deslució cualquier intento de faena.
El protagonismo de la tarde lo firmó El Mene, que cuajó dos actuaciones de notable personalidad. Con su primer novillo, ofreció un toreo de mano baja y pecho eterno, firmando naturales templadísimos antes de que el astado se rajara. Paseó una oreja tras aviso. En el quinto, el maño desplegó todo su arte con muletazos de exquisito trazo, molinetes invertidos y un final en cercanías que levantó al público de sus asientos. Coronó su labor con una estocada en lo alto, consiguiendo otra oreja que le abrió de par en par la Puerta Grande de Colmenar.
La tarde se cerró con el gran momento de Julio Méndez, que encontró en el sexto novillo el compañero perfecto para desplegar su concepto. Desde el inicio de rodillas hasta las tandas por ambos pitones, Méndez toreó con verdad y firmeza, aprovechando la nobleza del animal para dejar una faena de peso, rubricada con una estocada en lo alto que le valió una oreja. Así concluyó un festejo marcado por la entrega de los jóvenes novilleros, el triunfo de El Mene y la proyección de Méndez, que dejó huella en una tarde de contrastes y emociones.
LA RESEÑA
Plaza de toros de Colmenar Viejo (Madrid) || Segunda de la Feria de la Virgen de los Remedios 2025
Entrada: Un tercio de plaza
Novillos de Toros de Brazuelas,
- DAVID LÓPEZ, silencio y ovación.
- EL MENE, oreja tras aviso y oreja tras aviso.
- JULIO MÉNDEZ, silencio y oreja;

