Llegaba a Zaragoza un ansiado mano a mano que ya despertó expectación desde la presentación de la feria, siendo esta —en principio— la tercera corrida de toros que iba a lidiar el diestro maño en su carrera, enfrentándose a una figura de la talla de Castella, quien acumula 25 años de alternativa. Era una apuesta que podía salir cara o cruz, un cuchillo de doble filo que finalmente se resolvió con la verdad por delante: una corrida más de peso para el de Biota, gracias a la sustitución que logró en Logroño, en total cuatro paseíllos como matador de toros. Palacio reafirmó en su tierra que aquel reemplazo no fue casualidad. El torero maño demuestra que la cabeza le funciona, y lo evidenció en un duelo frente a un triplete de adversarios con todo tipo de condiciones. Castella salió al paseíllo con el cuchillo entre los dientes; sabía que se anunciaba junto a un novel, pero el francés no se dejó nunca ganar el pulso y lo demostró durante toda la tarde.
El baile de corrales se ha convertido ya en tradición o en una broma de mal gusto en Zaragoza: cuando se presentó la feria se anunció Zalduendo, semanas después Jandilla, y finalmente, Garcigrande completó el elenco ganadero junto a Hermanos García Jiménez y Domingo Hernández, estas dos previamente anunciadas. Se vieron diez toros, se rechazaron cuatro y finalmente salieron seis al albero.
En cuanto a la tarde, Aarón Palacio confirmó que genera ambiente; los tendidos registraron la mejor entrada de la feria hasta ahora, con unas siete mil almas aproximadamente. El de Biota, pese a su menuda estatura, no se dejó amilanar y se llevó una oreja en su primero gracias a su actitud y disposición frente a un toro complicado, manso desde el caballo, con protestas del público que el presidente ignoró. Palacio se creció con su segundo —cuarto de la tarde— arrancando la faena de rodillas y en redondo, caldeando los tendidos con su entrega. La rúbrica llegó en paralelo a tablas, donde se vivieron los mejores pasajes templados y donde conectó plenamente con el público, llevándose la segunda oreja. El último de la tarde, del hierro de Matilla, fue quizá el toro más serio de la feria hasta ahora. Palacio le plantó cara desde la puerta de chiqueros, recibiéndolo con limpieza en un variado recibo capotero cerrado por verónicas. La faena destacó por pulso, firmeza y colocación, cruzándose con verdad y ligando los muletazos con gusto, enfrentándose a un toro frenado que miraba la barriga. La pena fue la espada, que eclipsó una gran actuación.
Castella, por su parte, se topó con un primero más alegre en sus embestidas, pero sin fondo, y optó por rematarlo en cercanías. Su segundo (tercero de la tarde) exigía inteligencia, y el francés la aplicó, dando los tiempos precisos y hilvanando series sobre las manos del toro. Una estocada de órdago le valió la oreja. Su quinto y último toro requirió oficio y cabeza fría; Castella supo medir distancias y dejar la muleta en la cara del animal para ligar series, destacando especialmente por el pitón izquierdo, donde sacó nobleza y bravura. Una estocada hasta la bola le otorgó las dos orejas, culminando lo que podría ser la faena más rotunda de su temporada.
LA RESEÑA
Plaza de toros de ‘La Misericordia’ Zaragoza (Aragón) || Sexta de la Feria del Pilar 2025
Entrada: Más debtres cuartos de plaza
Se lidian toros de Hermanos García Jiménez (1º y 6º), Domingo Hernández (2º y 3º) y Garcigrande (4º y 5º),
- SEBASTIÁN CASTELLA (Rosa y Oro) , Silencio tras aviso, Oreja y Dos orejas;
- AARÓN PALACIO (Blanco y Oro) , Oreja, Oreja y Ovación con saludos;
Incidencias: Los dos diestros fueron obligados a saludar una atronadora ovación tras el paseíllo. Saludaron tras parear el sexto Agustín de Espartinas y Mariano Ruíz.