El cartel de hoy llegó cargado de frustración: un día que debía ser estrella de la feria se vio eclipsado por las ausencias de Morante de la Puebla y Manzanares. El primero se ausentó sin explicación clara, mientras que Manzanares se retiró por una lesión conocida desde hace días. Así, lo que debía ser un día de relumbrón doble se convirtió en un escenario lleno de incertidumbre, dejando huérfano a Cristiano Torres, que se doctoraba en su tierra, Zaragoza.
La oficialización de la terna se produjo apenas unas horas antes del paseíllo, aumentando la tensión y el desconcierto entre los aficionados. Pero el joven matador convirtió la tarde en un día memorable: su primer toro, de Cuvillo, tuvo un momento muy especial cuando fue brindado a su padre, Ricardo Torres, ambos sentados en el estribo, compartiendo lágrimas en un momento personal para ambos lleno de emoción.
Con temple y cabeza fría, Cristiano cuajó una faena brillante, especialmente al natural, donde supo medir los tiempos de un toro que exigía inteligencia y tiempos. El cierre con unas bernardinas ajustadísimas encendió los tendidos y, tras una estocada hasta la bola, abrió la puerta grande paseando las dos orejas.
La suerte no estuvo de su lado con el sexto, que sufrió un percance al partirse el cuerno por la cepa, generando gran alboroto entre el público por llegar el toro hasta la suerte de varas sin cambiarse. Finalmente, salió un sobrero del mismo hierro, y Cristiano volvió a demostrar su poder y dominio con la muleta toreando con la mano baja para someter las embestidas. Aunque la estocada final fue al segundo intento, el público pidió insistentemente la oreja que el presidente no concedió, dejando una sensación agridulce de reconocimiento incompleto.
Fernando Adrián, que hacía su segundo paseíllo esta feria, encontró sus mejores momentos con el quinto toro, firmando un inicio de rodillas en los medios y un arrimón final que llevó al público a solicitar las orejas, siendo concedida únicamente con acierto una. Su tercer toro, más descompuesto y suelto, no permitió ningún lucimiento significativo.
Castella, por su parte, pechó con un segundo manso, donde lo mejor llegó por el derecho, aunque con la cara alta y buscando la querencia. Con el cuarto, resultó imposible armar faena, ya que el toro siempre embistió por el pitón de afuera, quedándose a mitad de los viajes.
LA RESEÑA
Plaza de toros de ‘La Misericordia’ Zaragoza (Aragón) || Séptima de la Feria del Pilar 2025
Entrada: Tres cuartos de plaza
Se lidian toros de Núñez del Cuvillo,
- SEBASTIÁN CASTELLA (Negro y Plata) , Silencio tras aviso y Silencio;
- FERNANDO ADRIÁN (Blanco y Plata) , Silencio y Oreja tras aviso;
- CRISTIANO TORRRES que toma la alternativa (Manzana y Oro) , Dos orejas y Vuelta al ruedo;