Llegaba a Zaragoza la primera corrida de toros del ciclo pilarico, con la tradicional corrida concurso de ganaderías que abría el serial. Se lidiaron seis hierros distintos para una terna alterada a última hora por las bajas de Rafaelillo y Antonio Ferrera, dos ausencias que abrieron la puerta a Pepe Moral y Gómez del Pilar en la última gran feria de la temporada. Moral despertó cierto ambiente con su incorporación en el serial y se reflejó en los tendidos, pero la expectación pronto se desinfló ante el desigual juego de los toros, salvándose únicamente el de Villamarta, que hizo tercero. Fue este el único ejemplar que desarrolló ritmo y prontitud en sus embestidas, aunque se le terminó escapando a Gómez del Pilar, que anduvo toda la tarde sin terminar de entender a sus dos oponentes. En su primero, precisamente el de Villamarta, no logró acoplarse al ritmo del toro con la muleta, mientras que en su segundo se topó con un toro que pedía mando y firmeza ante unas embestidas inciertas y cambiantes.
Javier Castaño, que hoy ponía punto final a su trayectoria como matador de toros, hacía su quinto paseíllo de la temporada. Se despidió con un lote que no le permitió mayor lucimiento y con el que anduvo excesivamente perfilero, sin llegar a cruzarse ni conectar con los tendidos. Falló con la espada en ambos toros y desinfló así la emotividad de su adiós, marchándose en silencio.
Por su parte, Pepe Moral se topó de salida con un soso y deslucido ejemplar de Partido de Resina que nunca dijo nada en la muleta del sevillano. En el quinto, de Peñajara, le correspondió un toro escaso de volumen y de trapío para Zaragoza, que no debió pasar el reconocimiento a las doce. Tras apretar con bravura en los tres encuentros con el caballo, se desfondó por completo y dejó a Moral sin opciones de lucimiento.
Degollado, con volumen, descarado de cara y rozando los seis años salió el tercero, con el hierro de Villamarta. Metió bien la cara humillando en el capote de Gómez del Pilar, aunque echando las manos por delante. Lo dejó colocado en la tercera raya con una larga, para recibir un primer puyazo certero por parte de Adrián Majada, que también midió con acierto el segundo, donde el toro humilló con entrega en su pelea con el caballo. En el tercero, más allá aún de la tercera raya, el toro acudió galopando con brío, completando un notable tercio de varas que valió la ovación para el picador. En banderillas, destacó José Antonio Ponte “Candelas”, que saludó montera en mano tras dos pares de buena ejecución. Brindó Gómez del Pilar al escritor Paco Martínez y se lo sacó a los medios por bajos genuflexos, alternando con pases de rodillas en un inicio algo precipitado. El madrileño nunca terminó de entenderse con un toro que, pese a su prontitud y ritmo en las embestidas, pedía otro tipo de temple y mando. Se fajó con él en varias series irregulares, siempre salpicadas de enganchones, y en la última estuvo a punto de ser prendido cuando el toro se le vino por dentro. Mató de una estocada baja y atravesada. El toro fue ovacionado en el arrastre y Gómez del Pilar saludó una ovación desde el tercio.
De escasas hechuras fue también el sexto y último de la tarde, que salió sin definirse en el capote de Gómez del Pilar. Acudió en dos ocasiones al caballo de Juan Manuel Sangüesa, destacando la primera entrada en la que se empleó. El madrileño brindó la faena a su compañero de terna, Javier Castaño, pero el trasteo no tuvo desarrollo posible ante un toro agarrado al piso, que se movió siempre sobre las manos y midiendo mucho las embestidas. Tampoco terminó Gómez del Pilar de entenderlo, resolviendo con tres pinchazos y una estocada trasera y tendida. El toro fue pitado en el arrastre y el torero escuchó silencio.
Más armónico de hechuras fue el segundo, de Partido de Resina, que humilló de salida en el recibo capotero de Pepe Moral antes de salir suelto, sin darle opción a fijarlo. Lo colocó de largo en la tercera raya, pero el toro huyó en cuanto sintió el primer castigo. En el segundo encuentro empujó con el pitón izquierdo metiendo bien los riñones, y en un tercer puyazo —ya más cerca y viniéndose al paso— volvió a hacerlo con la misma querencia. En la muleta fue un animal manso y apagado, un toro soso que apenas quiso saber nada de la pelea. Moral, que brindó al público, lo intentó sin suerte ante un animal que pasaba andando, sin entrega, con la cara alta y desentendiéndose de las telas. Ante la frialdad de los tendidos y el vacío que dejaba el de Partido de Resina, el sevillano se fue a por la espada. Mató de media estocada desprendida, y aunque el puntillero levantó al toro, este tardó en doblar, tragándose la muerte. Pitos para el toro en el arrastre y silencio para Pepe Moral.
Protestado de salida fue el quinto, que cumpliría seis años el próximo mes, por su escasa presentación, impropia de una plaza de primera categoría como Zaragoza. Acudió tres veces al caballo, empujando con fuerza en el peto, y aunque en el tercer encuentro se hizo de rogar, terminó por arrancarse con cierto ritmo. Ahí se agotó todo su fuelle. Llegó a la muleta de Pepe Moral completamente desfondado, sin fuerza ni transmisión. Pese a la voluntad del sevillano, el toro se quedaba siempre a mitad de los viajes, imposibilitando cualquier lucimiento. Se desplomó el animal antes incluso de que Moral marrara con la espada, y tras una estocada acabó por echarse. El toro fue duramente abroncado en el arrastre, y el torero escuchó silencio.
Amplio de pitones, degollado y escurrido de caja fue el primero, de Concha y Sierra, que salió suelto y tardó en fijarse en el capote de Javier Castaño, quien lo tanteó sin lucimiento ante un toro que embistió frenado y sin entrega en los primeros tercios. Lo colocó largo en la tercera raya para que acudiera de lejos al caballo de Rafael Galán, que le administró un primer puyazo breve y caído. Desde la segunda raya acudió de nuevo, aunque ya protestando y metiendo la cara alta en el peto, rehuyendo la pelea. En la muleta mantuvo esa condición de toro incierto, con embestidas descompuestas y cambiantes que acabaron viniéndose por dentro a partir de la tercera tanda. Castaño, que abusó del pico de la muleta en ocasiones, no consiguió someter ni dar profundidad a su labor. Lo más estimable llegó en una serie por el derecho, con cierta ligazón, y en una tanda de naturales que resultó lo más rotundo de su faena con un toro al que siempre le costó repetir sus embestidas y careció de celo. Erró repetidamente con la espada —hasta en cinco ocasiones— antes de recurrir al descabello sin ser capaz de enterrar la tizona, que ejecutó con acierto y provocó protestas en los tendidos. El toro fue pitado en el arrastre, y Castaño escuchó silencio tras aviso.
Con muchos pies salió el cuarto, con el hierro de Julio de la Puerta, aunque pronto evidenció su falta de fuerza en el saludo capotero de Javier Castaño, sin llegar a definirse en sus embestidas. En el primer puyazo empujó con el pitón izquierdo, mientras que en el segundo se vino de largo y recibió un buen puyazo de Javier Martín; en el tercero, algo trasero, el del castoreño levantó el castigo de inmediato. Llegó a la muleta con la persiana echada, sin entrega ni recorrido, negando cualquier opción de lucimiento al salmantino, que, intentó componer una faena imposible. El toro pasaba a medias y, cuando lo hacía, lo hacía con la cara alta y protestando. Ante la nula colaboración del astado, Castaño optó por abreviar, dejando una estocada atravesada que precisó de un certero golpe de descabello. Silencio para el torero.
LA RESEÑA
Plaza de toros de ‘La Misericordia’ Zaragoza || Segunda de la Feria del Pilar 2025 – Corrida Concurso de Ganaderías
Entrada: Casi un tercio de plaza.
Se lidian toros de Concha y Sierra, Partido de Resina, Villamarta, Julio de la Puerta, Peñajara de Casta Jijona e Hijos de Ignacio Pérez Tabernero,
- JAVIER CASTAÑO (Tabaco y Oro) , Silencio tras aviso y Silencio;
- PEPE MORAL (Azul Rey y Oro) , Silencio y Silencio;
- GÓMEZ DEL PILAR (Coral y Oro) , Ovación con saludos y Silencio;
Incidencias: Tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio por Vicente Navarro, quien fue puyero de esta plaza de toros de Zaragoza y a continuación sonaron los acordes del himno nacional.
Fue ovacionado el varilarguero José Adrián Majada tras picar al tercero. Saludó montera en mano José Alberto Aponte «Candelas» con el tercero.
Tras la muerte del sexto, el torero Javier Castaño se cortó la coleta tras una larga trayectoria y la Diputación provincial de Zaragoza, la Empresa Zúñiga y Toros y La Peña Taurina de Gijón, han hecho entrega de un detalle al maestro Javier Castaño por su despedida.
El premio al toro más bravo de la corrida concurso fue declarado desierto.