La banda de Las Ventas: categoría sonora para una plaza de leyenda

La banda de Las Ventas: categoría sonora para una plaza de leyenda

Tiene Madrid una banda de música de bandera a la que no se le presta la atención que realmente merece. Desde aquel ya lejano 24 de mayo de 1939 —cuando estalló el célebre conflicto en la plaza entre partidarios de Marcial Lalanda y los de Domingo Ortega—, la música fue silenciada durante las faenas en la primera plaza del mundo. Aquel episodio, ocurrido en la corrida llamada La Victoria, marcó un antes y un después. Justamente ayer, sábado, se cumplían 86 años de aquel suceso.

Hoy, la banda de Las Ventas tan solo interpreta su repertorio entre toro y toro. Pero ¡qué repertorio! Hablamos de la Banda de la plaza de toros de Las Ventas, una de las más preparadas, con más amplio repertorio y rigurosas del panorama taurino. Ojalá algún día podamos disfrutar de un concierto completo de pasodobles durante la larga temporada venteña. Porque lo que dirige y defiende Rafael Zahonero desde su tarima no es una simple agrupación musical: es una orquesta de precisión y sensibilidad que engrandece la liturgia de cada tarde.

No hay obra que se les resista, y son muchas. Cada pasodoble es ejecutado con una categoría artística acorde a la plaza en la que suena. Da igual que el tiempo del que disponen para lucirse sea escaso o que parte del público no preste atención. La banda de Zahonero mantiene un compromiso férreo con la clase y la categoría de Madrid.

Y, por si fuera poco, cuenta con un director capaz de elegir un repertorio personalizado para cada festejo. Zahonero lanza gestos musicales a los toreros, homenajea aniversarios, interpreta guiños sonoros a lo que sucede en el ruedo… consigue que las notas no acompañen, sino que arropen. Que no se escuchen simplemente, sino que se sientan.

A menudo se oyen voces reclamando música durante las faenas, ignorando el motivo histórico del silencio. Pero es que Madrid es única. Y como todo lo singular, requiere ser entendida desde dentro. Su personalidad da sentido incluso a lo que parece inexplicable.

Y yo me pregunto: ahora que están tan de moda las corridas “In Memoriam”, los homenajes a la prensa o los tributos a grandes figuras… ¿por qué no un festejo en honor a las bandas de música? ¿No merecen también un día al año de protagonismo quienes elevan la emoción del toreo con sus acordes? Un festejo sin música… ¿sería lo mismo?

Puede que no todos lo noten, pero hay tardes en que el verdadero arte llega también por compases.