La trascendencia de San Isidro en televisión y el desafío de mantener al toreo vivo

La trascendencia de San Isidro en televisión y el desafío de mantener al toreo vivo

El toreo tiene en sus manos la oportunidad de no dejar escapar a las grandes pantallas el foco sobre el toro. Tras un mayo apoteósico, en el que —gracias al enorme esfuerzo de las televisiones autonómicas— se ha difundido la Feria de San Isidro como nunca antes, este San Isidro ha estado en boca de todos, más allá de los aficionados.

Precisamente en ese punto radica el objetivo que debería perseguir el toreo en su estrategia de comunicación: llegar más allá del propio sector. San Isidro se ha emitido en abierto en televisión y ha logrado que la gente hable de la fiesta nacional. Además de Telemadrid, se han sumado varios canales autonómicos que han dado mayor eco e impulso, propagando el serial más importante del toreo por toda España a coste cero para el bolsillo de todos los públicos. Lo que debería ser habitual, se ha cumplido durante un mes.

En lo personal, da alegría cruzarte con amigos que te preguntan: “¿Cuándo se terminan los toros en Madrid? Todas las tardes me los pongo un rato después de la siesta…”. Frases como esa, hacía años que no las escuchaba, y esto ha sido posible porque el toreo ha estado difundido como nunca. Y esto es bueno. Debería ser lo normal.

La lástima es que, ahora que termina San Isidro, volvemos a los enredos habituales, que consisten, en definitiva, en: “A ver quién es más rico y quién se lleva más dinero”. Por lo pronto, Pamplona se repite en el lastre de Sevilla: sin tele, ni “unos” ni “otros”. No televisar Pamplona es como no televisar la Eurocopa (por hacer un símil futbolístico). Es grave que los españoles veamos los encierros por la mañana y tengamos que conformarnos con leer lo que nos cuenten para imaginarnos lo que ha sucedido por la tarde con esos toros.

Da pena que el toreo esté así, y que solo piensen en sus propios intereses cierta parte del sector. Está Navarra TV, está RTVE —que no paga derechos por retransmitir los encierros—. ¿Se imaginan que, en lugar de acusar siempre, el sector taurino plantease una oferta seria a coste cero para retransmitir los festejos? ¿Creen que no la aceptarían?, ¿Se ha intentado? Al menos, estaría mucho mejor negociarlo que dejar pasar la oportunidad. Lo que digo levantará discrepancias, y alguno me tachará de “satélite”, pero mi propuesta se reduce a apostar. Apostar es la palabra que necesita el toreo si quiere seguir vivo. Dejar sin televisión al toreo en pleno siglo XXI es matarlo desde dentro, y más cuando se trata de motivos económicos que echan para atrás a quienes podrían retransmitirlo.

El asunto de la televisión es para reflexionar, sobre todo tras el éxito de San Isidro en mayo, logrando cifras sobresalientes. ¿De verdad creen que el dinero por dejarse televisar es más importante que divulgar y revalorizar el toreo? No sé, cada uno que saque sus propias conclusiones. Pero si seguimos así, tendremos pan para hoy y hambre para mañana.