La magia de los pueblos serranos del Perú volvió a latir con fuerza este 12 de octubre en la pintoresca plaza de Huaros, donde el toreo se fundió una vez más con el espíritu festivo andino. La jornada tuvo como gran protagonista al matador español Emilio Serna, quien se alzó como triunfador tras una corrida marcada por la variedad y el carácter de los ejemplares de la ganadería de Toto Chirinos.
Bajo un sol espléndido y ante una afición entusiasta, abrió el festejo el torero local Ángel Ramos, que mostró disposición y entrega frente a su lote. Con su primer ejemplar dejó detalles de buen gusto, aunque la faena no alcanzó a cuajar del todo, mereciendo una vuelta al ruedo. Su segundo toro, más deslucido, no permitió el lucimiento esperado, y el conjunto quedó en silencio pese a la voluntad del espada.
El rumbo de la tarde cambió con la salida al ruedo de Emilio Serna, quien desde los primeros lances impuso su sello de madurez y temple. A su primer toro lo entendió con oficio, hilando una faena sobria y de buen trazo que fue premiada con una ovación cerrada. Sin embargo, sería su segundo toro el que marcaría la diferencia: un ejemplar más encastado que permitió al murciano desplegar su mejor toreo por ambos pitones, con tandas profundas y de gran conexión con los tendidos. Una estocada rotunda rubricó su labor y le valió una oreja de peso.
El público, conocedor y entregado, reconoció la dimensión de su actuación. Así, entre aplausos y pañuelos blancos, Emilio Serna volvió a reafirmar su vigencia y su cariño por la afición peruana, cerrando una tarde de contrastes en la que el arte y la pasión taurina se dieron cita en el corazón de los Andes