Por: Carlos Bueno
Adolfo Martín lidió dos encastados astados en una corrida que acabó con la salida a hombros de Álvaro Lorenzo. Gran dimensión de Samuel Navalón, mientras Román fue volteado y sólo pudo lidiar al primero de su lote.
La falta de criterio presidencial y la falta de acierto con los aceros fue una constante en la corrida desafío ganadero entre Luis Algarra y Adolfo Martín. El protagonismo de un presidente nunca es buena cosa, ni por generosidad ni por racanería, que de todo ello hubo en este caso. Tampoco es buen asunto perder la puerta grande por culpa de la espada, lo que también le ocurrió a Samuel Navalón. Román resultó zarandeado y sólo pudo lidiar un toro antes de ser enviado a realizarse radiografías.
En el aspecto ganadero, ganó Adolfo Martín con dos bravos ejemplares premiados con la vuelta al ruedo, Madroñito y Bonito, y numéricamente ganó Álvaro Lorenzo, aunque los tres matadores dieron una gran dimensión.
Evidenció tener las fuerzas al límite de salida el que abrió festejo, de Algarra, que pareció rehacerse en los primeros tercios para que Román iniciase su faena de rodillas con vibración. Ya en pie, el torero valenciano tuvo que presentar la muleta siempre a media altura para no forzar demasiado al animal, que siguió las telas con cierto ritmo pero sin emplearse. Después de un arrimón final, se echó a matar perdiendo pie al salir de la suerte. Lo alcanzó el astado en el suelo levantándole y zarandeándole de fea manera. Por fortuna pudo volver a empuñar el estoque y el descabello. Después pasó a la enfermería y fue derivado al hospital para realizarle pruebas radiológicas.
Gusto, torería, suavidad de Álvaro Lorenzo para iniciar su quehacer al segundo de la tarde, de Algarra. Buena expresión y temple a continuación. Variedad y mando cuando el toro hizo algún amago en pararse. Seguridad en todo momento, hasta las luquecinas finales. Labor sobria que siempre mantuvo la conexión y que, tras la estocada con la que acabó con su antagonista, le valió una rácana oreja a pesar de la clamorosa petición de un segundo apéndice.
Lorenzo tuvo que hacerse cargo de la lidia de dos ejemplares más por la cogida de Román. El cuarto de la función, de Adolfo Martín, repetía con codicia y por abajo. Le dio la media distancia y se lo trajo toreado el toledano, intentado llevarlo largo, mejor en redondo que al natural, que por ese lado el Albaserrada reponía. Cuando volvió al pitón derecho fue para firmar los momentos más acoplados y rotundos, incluso relajado. Tras una estocada trasera tuvo que descabellar hasta en tres ocasiones, lo que no fue óbice para que, en este caso, el presidente le concediese una oreja de un bravo animal premiado con la vuelta al ruedo.
Al principio, le faltó emplearse al final de los muletazos que cerraba la tarde, que era el que le correspondía a Román. Aún así, repitió incansable y con nobleza, permitiendo a Álvaro Lorenzo torearlo a placer al ralentí, con regusto, ganando en profundidad, todo limpio, con empaque. Fue a más la faena y el astado, que ganó en clase a medida que se le exigía. Alargó el trasteo el matador mientras parte del público pedía un exagerado indulto. La estocada desprendida acabó de forma fulminante con el buen toro premiado con la vuelta al ruedo y con las dos orejas para el torero.
Samuel Navalón recibió con una larga cambiada de rodillas en el tercio a su primer Algarra, y con tres pases cambiados por la espalda en el centro del platillo arrancó su quehacer. Con ello mostraba bien a las claras sus intenciones y ambición, que refrendó con una quietud total, atornilladas las zapatillas a la arena, sin dudas ni rectificaciones. Compromiso y valor en muletazos largos y exigentes, todo ligado y ajustado. Tras unas bernadinas de infarto se perfiló para dejar media estocada que no fue suficiente y que le obligó a descabellar, perdiendo con ello el doble trofeo que parecía seguro.
Al que lidió en quinto lugar le recetó suavidad y temple. Le costaba arrancarse al Adolfo, obligando al de Ayora a colocarse siempre muy cruzado para provocar sus embestidas. Samuel consiguió alargarle los viajes más allá de donde el animal pretendía. Astado con complicaciones para lucir con él que puso a prueba las aptitudes del torero, lo que solventó con oficio, valor y autoridad. Luego se eternizó con el estoque y el premio quedó en singular.
LA RESEÑA
Plaza de toros de Requena (Valencia) || Corrida de la Feria de la Vendimia.
Entrada: Más de media plaza.
Se lidiaron tres toros de Luis Algarra (1º deslucido, 2º manejable y 3º bueno) y tres de Adolfo Martín (4º encastado, de nombre “Madroñito” premiado con la vuelta al ruedo, 5º deslucido, 6º bravo, de nombre “Bonito” premiado con la vuelta al ruedo).
- Román: ovación con saludos en el único que mató.
- Álvaro Lorenzo: oreja con petición de la segunda, oreja tras aviso y dos orejas tras aviso.
- Samuel Navalón: vuelta al ruedo tras petición y oreja.
Incidencias: Tras la lidia del primero, Román fue derivado al hospital para realizarse pruebas radiológicas por los fuertes dolores en las costillas que le ocasionó una cogida al entrar a matar.