Las ganaderías que forjaron la leyenda de San Fermín

Las ganaderías que forjaron la leyenda de San Fermín

No se puede entender la historia taurina de Pamplona sin hablar de sus ganaderías. Aquí, el toro es protagonista absoluto. No solo en el ruedo, también en los corrales, en el encierro, en la conversación diaria. Por eso, las ganaderías que lidian en San Fermín son algo más que hierros: son símbolos, leyendas vivas que han alimentado durante décadas la emoción, el miedo y la gloria de la Feria del Toro.

Miura: la leyenda que impone respeto

Desde que debutó en Pamplona en 1970, Miura se ha convertido en uno de los pilares del ciclo. Sus toros, largos, finos de pitones y con una mirada que atraviesa, siguen provocando silencio en los corrales de Santo Domingo. Correr delante de un miura no es cualquier cosa. En el ruedo, su lidia exige oficio, firmeza y conocimiento. Aquí, el hierro sevillano ha dado tardes memorables… y otras que han puesto la plaza al límite de la tensión.

Cebada Gago: emoción imprevisible

Si hay un hierro asociado al encierro, ese es el de Cebada Gago. Temidos por su velocidad, por su sentido y por la forma en que “miran” al corredor, los cebadas han protagonizado algunos de los encierros más peligrosos de la historia reciente. En la plaza, no han sido fáciles, pero sí emocionantes. Los aficionados pamploneses saben que con Cebada nunca hay tregua.

Victoriano del Río: bravura con clase

En los últimos años, Victoriano del Río ha firmado algunos de los capítulos más importantes de la feria. Sus toros combinan trapío, movilidad y clase. No es casualidad que figuras como Castella, El Juli o Roca Rey hayan cortado orejas importantes con este hierro. Es una ganadería moderna, que ha entendido bien lo que exige Pamplona: toro serio y embestida clara.

Jandilla: velocidad en las calles, fuego en el ruedo

Los toros de Jandilla se han ganado a pulso su hueco tanto en el encierro como en la plaza. Suelen marcar los mejores tiempos en la carrera matinal —rápidos, ágiles, imprevisibles— y han propiciado faenas de alto voltaje en la tarde. No son fáciles, pero sí agradecidos cuando se les puede. Un hierro que gusta y que impone.

La Feria del Toro, un modelo único

Desde 1959, Pamplona celebra una feria con un criterio claro: protagonismo absoluto del toro. Aquí no se lidian ganaderías cómodas ni se busca el aplauso fácil. Aquí se premia la presentación, la casta, la movilidad. Cada año, el jurado otorga premios al toro más bravo, a la mejor ganadería y a la mejor corrida completa. Y ese rigor ha convertido a San Fermín en un escaparate único para los ganaderos.