Salió el primero de la tarde, de la ganadería de El Montecillo, ‘Sillero’. Un novillo serio de presentación, que se mostró algo distraído de salida. Fue a recogerlo López Ortega a la puerta de chiqueros, pero el animal no hizo por él y no logró fijarlo. Aun así, el novillero se impuso con una larga cambiada en el tercio, con tan mala fortuna que sufrió una voltereta sin consecuencias aparentes. Tomó el capote entonces Rafael de la Cueva, quien realizó un vistoso quite por gaoneras, ajustadas y con gusto. López Ortega no se quedó atrás y replicó con determinación, dejando ver sus ganas desde el primer momento. Tras la faena de muleta, López Ortega brindó la muerte del novillo al cielo, gesto que arrancó el aplauso del público. Se fue a los medios y comenzó con varias tandas templadas por el pitón derecho, con ligazón y buen trazo. Sin embargo, pronto advirtió que el mejor lado del novillo era el izquierdo y no dudó en cambiarse la muleta de mano. Por ese pitón, embistió con más entrega y ahí llegaron los mejores momentos de la faena. La disposición y entrega de López Ortega fueron constantes, demostrando serenidad y firmeza ante un oponente que, aunque no regaló nada, permitió momentos de lucimiento. Termino la faena con una tanda de manoletinas ajustadas. Pinchazo y estocada contraria. Silencio
‘Pocasbromas’, segundo de la tarde, también perteneciente a la ganadería de El Montecillo, saltó al ruedo con mejor disposición que el anterior. Rafael de la Cueva lo recibió con verónicas de buen gusto, templadas y ganando terreno hacia los medios. Juan Pablo Ibarra intervino con un quite por chicuelinas muy ceñidas, que remató con una larga de rodillas, arrancando los primeros aplausos. No se quedó atrás De la Cueva, que replicó por tafalleras ajustadas y vistosas, cerrando también con una larga que encendió el ambiente. Con la muleta, comenzó la faena desde el tercio, midiendo los terrenos y sometiendo poco a poco al novillo, que mostró más fijeza que el anterior. El pitón derecho fue el más claro, por donde llegaron las tandas de mayor conexión y limpieza. Hubo ligazón y entrega, aunque en un momento de la faena el torero fue prendido de forma aparatosa, quedando unos segundos en el suelo. La faena avanzó con seriedad, y la última tanda, por manoletinas, fue la más vibrante, muy de cara al tendido. Sin embargo, el mal manejo de la espada embirrono la faena y sonó un primer aviso antes de entrar a matar, y tras dos pinchazos, la faena perdió fuerza en su cierre. Aun así, Rafael de la Cueva dejó patente su actitud y su ambición. Silencio
Salió en tercer lugar ‘Gitanito’, otro ejemplar de la ganadería de El Montecillo, que saltó al ruedo con movilidad y cierta clase en los primeros tercios. Juan Pablo Ibarra lo saludó con un ramillete de verónicas templadas, ganando terreno con suavidad y llevándolo a los medios, donde remató con una larga que caló en los tendidos. En el turno de quites, López Ortega sorprendió con el capote a la espalda, en un quite ajustado y valiente, que fue respondido por Ibarra con otro quite de buen gusto, mostrando ambos su disposición y rivalidad torera. Juan Pablo Ibarra brindó la faena de muleta al público, gesto que fue recibido con expectación. Se fue al tercio y, de rodillas, comenzó con pases cambiados por la espalda, muy reunidos, que encendieron los ánimos y marcaron el tono de una faena vibrante desde el inicio. Ya en pie, trazó varias series por ambos pitones, especialmente lucido por el derecho, con muletazos templados y ligados que mostraron su seguridad y claridad de ideas. La faena fue a más, creciendo en intensidad y redondez. ‘Gitanito’ ofreció embestidas francas, que Ibarra supo aprovechar con buen sentido del temple y del ritmo. Culminó con una actuación bastante completa, seria y medida. Una tanda de manoletinas y media estocada delantera. Saludos tras aviso
Llegado el ecuador del festejo salió ‘Cajero’, perteneciente a la ganadería de Hermanos Sánchez Herrero. López Ortega lo esperó a porta gayola con una larga cambiada que encendió los tendidos y dejó claro que venía a por todas. Ya en pie, lo condujo con verónicas, tratando de imponer su mando desde los primeros compases. En el turno de quites, Rafael de la Cueva intervino con unas chicuelinas ceñidas y con sabor, a las que replicó López Ortega con un vistoso quite por lopecinas, que remató con una larga ovacionada por el público. La faena de muleta la inició desde los medios, citando de lejos y de frente, con decisión y seguridad. Desde el principio apostó por la profundidad y la ligazón, logrando conectar con los tendidos. La mano izquierda fue clave en la faena porque con ella dibujó varias tandas de naturales poderosos, largos y templados, demostrando mando y conocimiento de los terrenos. La faena tuvo estructura y emoción, con un torero entregado que no se guardó nada. En un gesto de entrega total, y como broche final, repitió la imagen del inicio y se echó de rodillas para cerrar su actuación. Fue en ese instante, al intentar un pase por bajo, cuando el novillo lo empaló de forma aparatosa, generando un momento de gran tensión. A pesar del susto, López Ortega se levantó y pinchó dos veces y estocada en el sitio. Vuelta al ruedo tras aviso
En quinto lugar saltó al ruedo ‘Frío’, de la ganadería de Hermanos Sánchez Herrero, un novillo que hizo honor a su nombre por su falta de raza y entrega. Rafael de la Cueva lo saludó con una larga cambiada desde el tercio, pero ya en ese primer contacto el animal mostró poca fijeza, saliendo suelto y desentendido de los engaños. Aun así, el novillero trató de fijarlo con una tanda de chicuelinas, intentando someter su incierta embestida. Juan Pablo Ibarra tomó el turno de quites con una tanda de tafalleras desde los medios, buscando encender la faena desde el inicio con decisión y variedad. Rafael de la Cueva inició la faena a pies juntos desde los medios, con valor y temple. Sin embargo, pronto quedó claro que el novillo no ofrecía opciones, acusó falta de fuerza y no humillaba. Rafael trató de construir faena, probando por ambos pitones y bajando la mano, pero el astado se vino abajo muy pronto, imposibilitando cualquier lucimiento. A pesar de ello, el novillero se mantuvo firme y voluntarioso hasta el final, pero sin posibilidad de brillo ante un oponente sin motor ni transmisión. Pinchazo y media estocada. Silencio tras aviso
Cerró la tarde ‘Dulcero’, de la ganadería de Hermanos Sánchez Herrero, un novillo que salió con movilidad aunque sin mucha entrega de salida. Juan Pablo Ibarra lo recibió con verónicas, tratando de fijarlo y llevarlo con suavidad hacia los medios. En el turno de quites, López Ortega intervino también por verónicas, dejando su sello con temple y compás. Ibarra replicó con un quite variado, combinando delantales con tafalleras, lo que levantó el interés del público y marcó un inicio prometedor para el último de la tarde. Con la muleta, Ibarra quiso arrancar con fuerza y se fue de rodillas a los medios, citando desde lejos en un gesto de valor y entrega. El inicio tuvo intensidad, logrando ligar varios pases con emoción y conexión con el tendido. Sin embargo, a medida que avanzaba la faena, ‘Dulcero’ fue perdiendo ritmo y transmisión, y la labor del torero se fue diluyendo. Ibarra buscó soluciones, probó por ambos pitones e intentó alargar la embestida, pero el novillo no terminó de romper y la faena no alcanzó la rotundidad deseada. El conjunto quedó en una actuación de buen planteamiento, pero sin llegar a redondearse. Aun así, el joven novillero dejó detalles de entrega y disposición que cerraron con estocada muy digna. Vuelta al ruedo
LA RESEÑA
Plaza de toros de Las Ventas (Madrid) || Final del Camino Hacia Las Ventas
Entrada: Media plaza
Erales de El Montecillo (1º, 2º, 3º) y Hnos. Sánchez Herrero(4º, 5º, 6º),
- LÓPEZ ORTEGA (Lila y oro) : Silencio y Vuelta al ruedo tras aviso;
- RAFAÉL DE LA CUEVA (Botella y oro) : Silencio y Silencio tras aviso;
- JUAN PABLO IBARRA (Nazareno y oro) : Saludos tras aviso y Vuelta al ruedo;