
Hacía tiempo que quería escribir sobre el festejo popular, ya que mi afición a los toros empezó ahí. Vengo de una ciudad pequeñita muy taurina: Teruel, en la que durante gran parte del año, tanto en esta como en los pueblos de la provincia, hay numerosos festejos taurinos.
El festejo popular es la raíz y la cuna de la tauromaquia. Como bien dijo Victorino Martín en una entrevista:”El toreo tiene su génesis en la tauromaquia popular.” En la actualidad, este tipo de festejo tiene mucha fuerza ya que muchas localidades cuentan con los toros en sus fiestas patronales y es, lo que en muchas ocasiones, más atractivo turístico supone. Otra cosa a destacar es el trabajo que llevan detrás los organizadores de estos festejos, el precio de un toro para estos actos es muy elevado y por eso, las asociaciones, peñas taurinas y comisiones, entre otros, ponen mucho esfuerzo e ilusión por comprar un toro que impresione y a su vez, atraiga a mucha gente.
El festejo popular tiene diferentes expresiones, desde los encierros de Pamplona, el toro jubilo de Medinacelli y el toro embolado de Valencia, los roscaderos de Aragón, el bous al mar de Denia, el toro ensogado/enmaromado, los encierros de campo y por supuesto, los famosos concursos de recortadores y anillas. A día de hoy, todavía hay gente -la cual se considera taurina- que pone en duda el valor o mérito de estos espectáculos y para mí, cualquier persona que sea capaz de ponerse delante de un toro bravo, tiene mérito. Hablo de esto con el pensamiento de que por supuesto, en el momento de embolar a un toro o llevarle con la maroma (por ejemplo), hay que tener un mínimo de idea para que el animal no sufra o no lleguen a pasar cosas de las que uno no espera.
Respecto a la regulación de estos festejos, en España hay diferentes reglamentos taurinos de festejo popular que varían de una Comunidad a otra.
Tener una reglamentación diferente para festejos que tienen la misma raíz y se hacen con el mismo fin, es absurdo; debería haber un único reglamento taurino común para todas las comunidades autónomas en las que entre otras cosas, se regule el tema sanitario y veterinario. A mi parecer, no es normal que algunas comunidades no requieran de cirujano para posibles accidentes, a diferencia de otras que sí que lo requieren. Al igual que ocurre con los veterinarios, ya que en algunas comunidades se necesitan varios, elevando mucho los costes. También, la diferencia que hay en los trámites administrativos para conseguir los permisos entre unas comunidades y otras, ya que en algunas, los costes se elevan tanto que llegan a dificultar la celebración de festejos.
Para concluir, me gustaría aclarar que la tauromaquia somos tanto los que disfrutamos del toro en la plaza, como los que lo disfrutamos en la calle y por eso hay que protegerla en toda su expresión.
