Compadre, tengo to la fatiguita

Foto: Prensa «El Fandi»

Lío de corrales, runrún de sustituciones, 35° grados a la sombra, y un servidor al que le entró una fatiguita gorda en el tercero de la tarde. La feria, que es muy mala, qué les voy a contar.

Efectivamente, todo eso sólo puede significar una cosa: ha comenzado la Feria del Corpus de Granada.

La taurina quiero decir, que de la otra ya estoy dando buena cuenta, de ahí la fatiguita. Y es que la tarde, salvo las faenas al 4° y 5°, fue de fatiguita grande.

Granada quería ver a Enrique Ponce, y Ponce no quería despedirse de Granada sin dejar su sello, y vaya que si lo hizo.

Con el cuarto de la tarde dejó un recibo a la verónica de los de ole ronco y dolor en las palmas de las manos, ya me entienden. Tras su paso por el caballo (bastante bueno, por cierto), dejó un gran quite por chicuelinas. Brindó al público la que será su última faena en Granada, iniciándola por bajo, y dejando varias series más que notables por el pitón derecho del animal – por el izquierdo flojeaba más -. Después de cuatro series, se acabó el toro. Lo bueno si breve… ya saben. Dejó como broche final su particular poncina, arrimoncito incluido. “Parece que está bailando sevillanas”, decía mi compadre. Estoconazo y dos orejas. Dio dos clamorosas vueltas al ruedo, la segunda de despedida, se llevó albero de una de las plazas dónde más se le ha querido, y se despidió de ella entre gritos de “torero” y alguna lagrimita que se le escapó al de Chiva. Toro ovacionado en el arrastre. Regalito de nombre, por cierto. Un toro de bandera que bien pudiera ser el toro de la feria.

Ya al primero de su lote, el abreplaza, le había arrancado – más que cortado, porque la cortó por sus mismísimos … – la primera oreja de la tarde. Una faena que dijo poco, no por culpa del torero sino del toro. Picado en exceso y al que todo en la lidia se le hizo mal, no llegó prácticamente a la muleta. En las primeras tandas intentó Ponce someterlo y fijarlo en la muleta, pero aquello no podía ser. Se intentó gustar a partir de la tercera tanda, pero el toro buscabas las tablas a la salida de cada muletazo. Lo que les decía, lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible. Estocada algo baja y petición mayoritaria. Ea, la primera en la frente.

Del Fandi poco puedo decirles que no sepan ya. En su línea, como siempre. Ni bien ni mal, ni, todo lo contrario. Al quinto de la tarde, una mole de más de seiscientos kilos, le cortó las dos orejas a compás de palmas de bulería. Las cosas de las cosas. Recibió al marmolillo – Repatriado de nombre – con una larga de rodillas y un par de verónicas que no calaron demasiado por la manera del toro de comerse el capote. Quitó por chicuelinas, esas sí que calaron, y la revolera de cierre ya ni les cuento. Del tercio de banderillas que les voy a decir. Faena marca de la casa. Circulares de todo tipo, adorno hasta la saciedad, calentando a los tendidos… Y va y la pincha. Que menos mal que la pinchó, porque si dejando un pinchazo y media estocada, le dieron las dos orejas, si lo llega a matar, el toro se va hasta sin las pezuñas.

Fue ovacionado de salida el segundo de la tarde, primero del lote del granadino, al que recibió con tres largas de rodillas con las que rugió la plaza. Pero rugir, aquello me pareció hasta obsceno. Desplegó su variedad capotera en todo momento, llevando el toro al caballo por chicuelinas y quitando por lopecinas. Y como no, banderillas marca de la casa también. Brindó la faena a Enrique Ponce, pero aquello no había manera de levantarlo; el toro se había empleado tanto en el capote que en la muleta no era capaz de aguantar tres muletazos. Pinchazo y estocada. Oreja y con petición de segunda, por suerte, bien aguantada.

Me gustaría poder decirles que Castella estuvo a la altura de lo que me esperaba, pero es que no hay mucho que decir sobre su tarde en Granada. Cortó una oreja por su predisposición ante el primero de su lote, una babosa deforme y protestada desde la salida que se echó al acabar la primera serie con la muleta. La cara del francés era un poema ante aquella dantesca escena. Hizo lo que pudo y más por sacar algún muletazo que valiera, pero ya saben lo que pasa cuando se quiere beber agua de un pozo seco. Aún así ya les digo, estocada y oreja.

Y lo del sexto, más de lo mismo. Un toro que no hizo absolutamente nada en los primeros tercios. Ni bueno ni malo, simplemente no hacía nada. Parecía que podía romper aquello cuando comenzó a sonar Cielo Andaluz tras un buen inicio de faena, pero el toro dijo “hasta aquí he llegado”, y hasta ahí llegó. Estocada y petición absurda, imagino que la familia Castella estaría en la andanada del tendido 8, porque es el único sitio en el que se pidió la oreja. Toro pitado en el arrastre, y poco me parece.

La Reseña

Plaza de toros de Granada || Feria del Corpus

Entrada: Tres cuartos de entrada

Toros de Domingo Hernández, muy desiguales tanto en forma como en fondo: Sobresalientes 4° y 5°, el resto, nada.

  • ENRIQUE PONCE:  oreja y dos orejas y dos vueltas ruedo;
  • EL FANDI: oreja y dos orejas;
  • SEBASTIÁN CASTELLA: oreja y silencio

Incidencias: Al finalizar el paseíllo, el público obligó a saludar una ovación a Enrique Ponce, que regresa a los ruedos en España en la tarde de hoy. 

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