Resonaban aún en mi cabeza los compases de “Manolete” y los “olés” roncos jaleando el pase rodilla en tierra de Juan Ortega el pasado lunes, cuando, como si de un seísmo se tratara, me zarandeaba por completa la torería de Javier Zulueta ante el sexto novillo de Murube, en la semifinal del Circuito Andaluz de Novilladas. Me van a perdonar que no me prodigue en elogios ni hipérboles – espero que no se molesten – pero, mientras que, en las cinco faenas restantes de la tarde, tomé notas para hacer esta crónica, en la faena de Zulueta me dejé llevar y no escribí nada. Del novillero sevillano tengo poco que decir que no sepan ya ustedes: temple, mando, pureza, torería, actitud… Y todo se conjugó en la faena al cierraplaza. Ayudados de cartel antiguo – de los de que se colgaban en los bares de chapa y cáscaras de frutos secos por el suelo –, trincheras que desconozco si ya han acabado, una diestra prodigiosa, el conocimiento de un torero veterano en el cuerpo de un chaval recién empezado… Y todo ello culminado con una estocada fulminante. El premio se lo pueden imaginar, dos orejas que se sumaban a la ya conseguida al primero de su lote.
Ante el primero de su lote, tercero de la tarde, Zulueta demostró nuevamente todas las cualidades que les acabo de enumerar, ante un novillo con el que, además, pudo el sevillano prodigarse también con el capote. Una estocada tendida y trasera, seguida por dos pinchazos – hondo el segundo – le privaron de recibir el doble trofeo, concediéndole la presidencia la primera oreja ante una petición que, en mi humilde opinión, no era mayoritaria.
No se dejó nada dentro tampoco Pedro Gallego, quién protagonizó la nota polémica de la tarde al no concederle la presidencia la segunda oreja ante el cuarto de la tarde. A este cuarto lo recibió Gallego en la puerta de toriles – al igual que al primero de su lote –, siguiente con hasta tres largas cambiadas y un magnífico toreo a la verónica, además de un quite por saltilleras. Ya en la faena de muleta, brindada al público, el toro se vino a menos; aun así, pudo el jienense cuajar una interesante faena a los compases de Suspiros de España. Se prodigó quizás en exceso en las últimas series, cuando el toro ya prácticamente no respondía, simplemente seguía la muleta igual que una mascota sigue a su dueño. Ya en los últimos compases de la faena, recibió Gallego una voltereta tan inofensiva como buscada por el propio novillero. Tras una buena estocada, comenzó lo que podríamos denominar la Apoteosis Galleguista, sus partidarios, completamente enervados exigían las dos orejas para su torero ante un palco que no hizo sino mantener el rigor necesario en una novillada clasificatoria. Se pueden imaginar cómo fue la bronca a la presidenta, a la que, por cierto, desde aquí, felicito.
Con el primero de su lote y abreplaza no consiguió entenderse bien el novillero de Jaén. Tanto en el capote como en la muleta dejó retazos de toreo caro, pero poco más. El toro buscaba las tablas a la salida de cada muletazo, y el novillero no lograba fijarlo en la muleta lo necesario para rematar una tanda rotunda. Pinchazo hondo y caído, oreja tras aviso.
Quién no logró tocar pelo en ninguna de sus actuaciones fue Javier López Peregrino, del que, por desgracia, no hay mucho que contar. Al primero de su lote, un novillo más que incierto, le realizó una faena desordenada, sin ningún tipo de sentido; ni siquiera el arrimón final y una fea voltereta, lograron calentar al público. Dos pinchazos y estocada, silencio.
El quinto de la tarde fue, sin duda, el mejor novillo de la tarde. Con aspecto de toro y una embestida mayestática, tampoco logró Peregrino una actuación considerable: enganchones en la práctica totalidad de los muletazos, siete pinchazos, nueve descabellos y dos avisos que estuvieron muy cerca de ser tres.
La Reseña
Plaza de Toros Coliseo de Atarfe || Circuito de novilladas de Andalucía
Entrada: Algo menos de media plaza.
Novillos de Murube, de magnífica presentación y de juego variado. Sobresaliente el 5º, muy buenos 1º y 4º.
- Pedro Gallego, de verde agua y oro: Oreja tras aviso y oreja con fuerte petición de segunda.
- Peregrino, de rosa y azabache: Silencio y silencio tras dos avisos.
- Javier Zulueta, de purísima y oro: Oreja tras aviso y dos orejas.