Borja Cardelús: “La mayor victoria de estos años ha sido crear una voz común para el sector”

Borja Cardelús: “La mayor victoria de estos años ha sido crear una voz común para el sector”

La Fundación Toro de Lidia cumple diez años en un momento de madurez. Lo hace tras una década de trabajo constante, silencioso en muchos casos, pero decisivo para entender la situación actual del toreo en España. Su director, Borja Cardelús, reconoce que los inicios no fueron sencillos, pero hoy la Fundación atraviesa “un momento bueno, con grandes proyectos consolidados y con muchas ganas de seguir creciendo”.

Desde su creación en 2015, la Fundación se marcó un objetivo claro: dotar al sector taurino de una estructura sólida capaz de defenderlo, representarlo y proyectarlo ante la sociedad y las instituciones. “Los primeros años fueron fundamentales para sentar los pilares: defensa jurídica, relaciones institucionales, comunicación, discurso. Todo eso fue clave para poder lanzar después proyectos como la Copa Chenel o la Liga Nacional de Novilladas”, explica.

Cardelús subraya que la Fundación no es una patronal, sino una entidad sin ánimo de lucro que agrupa a todo el sector. Una distinción importante en un mundo históricamente fragmentado. “El sector taurino es anárquico, con siglos de tradición y pocos precedentes de trabajo conjunto. Costó mucho generar confianza, pero se ha demostrado que cuando el sector se une, funciona mejor”.

Uno de los mayores logros de esta década ha sido precisamente ese: que hoy exista una referencia clara cuando el toreo es atacado. “Antes, cuando ocurría algo, nadie sabía quién debía responder. Ahora se sabe que es la Fundación la que tiene que actuar, salir y dar la batalla jurídica, institucional o cultural que haga falta”.

Las batallas no han sido pocas. Cardelús recuerda especialmente los primeros años, en torno a 2015, como el momento más complicado. “Fue una época durísima. Aparecieron partidos abiertamente antitaurinos con poder real en ayuntamientos y comunidades. Veníamos de la crisis económica y el sector estaba débil. Hubo un ataque muy fuerte contra la tauromaquia”. En ese contexto, iniciativas como el Proyecto Callejón en Las Ventas encontraron muchas reticencias. “Había gente que no quería significarse, la tauromaquia era casi un estigma”.

Foto: El Español

Diez años después, el escenario es otro. La Fundación ha sido clave en episodios recientes como la respuesta al veto del Premio Nacional de Tauromaquia o la batalla contra la ILP antitaurina. “El premio nacional tuvo un efecto rebote. Varias comunidades crearon sus propios galardones y la Fundación impulsó el suyo. Eso es fruto de muchos años de relaciones previas con instituciones”.

Aunque la ILP fue frenada, Cardelús advierte de que no se puede bajar la guardia. “Los movimientos animalistas tienen un músculo financiero enorme, especialmente desde el mundo anglosajón. Ahora están más agazapados, pero volverán cuando cambien las mayorías políticas. Hay que estar siempre preparados”.

Más allá de la defensa, el director de la Fundación cree que el momento actual del toreo exige otra estrategia: atraer, ilusionar, mostrarse vivo. “Más que defendernos, ahora el toreo tiene que ser atractivo. Cuando ves plazas llenas de jóvenes, de energía y de fiesta, es mucho más difícil atacarlo”.

El fenómeno del público joven es, para Cardelús, una de las grandes oportunidades del presente. Rechaza la idea de que sea solo una moda pasajera. “De cada cien, no se quedarán todos, claro, pero muchos sí. Y esos se quedarán para siempre. Si siguen pasando cosas importantes en las plazas, como el pasado 12 de octubre, no hay duda de que ese público seguirá”.

En ese contexto, la comunicación juega un papel clave. Cardelús reconoce que hoy el reto es mayor que nunca. “La audiencia está hiperfragmentada. Ya no vale con salir en prensa o un minuto en televisión. Hay que estar en mil sitios a la vez”. Aun así, defiende que el sector ha dado un salto cualitativo en los últimos años. “Las empresas han mejorado muchísimo su comunicación, especialmente desde la pandemia. Se ven niveles de profesionalidad muy altos”.

Entre los riesgos que afronta la tauromaquia, Borja Cardelús lo tiene claro: “El mayor peligro es aburrir a la gente. Que no surjan figuras nuevas. El toreo siempre ha evolucionado en función de sus figuras”. Y ahí, admite, queda trabajo por hacer: lograr que los toreros rompan el cerco del propio sector y conecten con el público general.

Dentro del legado de la Fundación, Cardelús siente un especial orgullo por la Liga Nacional de Novilladas. “Para mí es el proyecto más importante que hemos hecho. Lo iniciamos en 2019 cuando vimos que no había relevo, que las novilladas estaban desapareciendo. Lo que empezó como algo pequeño se ha convertido en un sistema nacional de renovación imprescindible para el futuro del toreo”.

A esa labor se suma la Copa Chenel, consolidada como uno de los certámenes más esperados de la temporada. “El formato gusta, hay competición, hay polémica, se cuida mucho el toro y se ha convertido también en una herramienta turística para dar a conocer los pueblos de Madrid”. Eso sí, Cardelús es claro: sin apoyo público, la Copa Chenel sería inviable. “Como lo son muchas expresiones culturales en España. No somos una excepción”.

Mirando al futuro, el director de la Fundación considera que estos diez años han sido solo el comienzo. “Esto ha sido una primera fase de consolidación. Ahora es cuando vamos a empezar a hacer cosas de verdad”. Le gustaría que, dentro de cien años, se recordase este periodo como un punto de inflexión. “Que se diga que aquí el sector se unió y fue capaz de hacer cosas que parecían impensables”.

Un camino no exento de críticas, incluso desde dentro. Algo que a Cardelús le sorprendió especialmente al llegar al mundo del toro. “Me chocó mucho la beligerancia interna, los insultos, las críticas incluso antes de empezar a trabajar. Es un sector muy pasional, con lo bueno y lo malo que eso tiene”. Aun así, hace balance positivo. “Cuando miro atrás, pienso en la cantidad de gente a la que tengo que agradecerle cosas. Ha merecido la pena” – concluye.

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