Por: Lucas Gutiérrez
Seis toros de Adolfo Martín, mal presentados en su mayoría y de pobre juego. Se salvaron el quinto, que sin fuerzas tenía un buen pitón izquierdo y el interesante, por alimaña, sexto. Antonio Ferrera sorteó el peor lote, sin opciones ante el primero ni ante el feote sobrero de Martín Lorca. Fernando Robleño, en la que era su aparente despedida de Madrid, dio los naturales más notables de la tarde, con mucha personalidad, haciendo sobre salir ese estilo castizo que tanto ha enamorado a Madrid. Dio una de las vueltas al ruedo más emocionantes que se recuerdan. Manuel Escribano sacó raza torera para dar la vuelta a su flojo San Isidro con el cierra plaza, expuso una barbaridad en todos los tercios, tanto en el recibo capotero, a puerta gayola, como en las banderillas, de mucha exposición, como con la muleta ante toda una alimaña Albaserrada. Recibió una ovación de ley
1. Sevillano. 605 kg de albaserrada para abrir plaza, el toro de Adolfo Martín de más peso de la corrida, con una cara sería y muy largo. Antonio Ferrera, con su característico capote de seda azul le saludó con unos capotazos por abajo lidiadores que adornó con una media en el centro del ruedo. Empujó bien el animal en el primer puyazo y luego se dejó pegar. Bonito galleo de Ferrera para sacar al toro del primer encuentro y dejarlo colocado largo en el segundo.
En el centro del ruedo brinda Ferrera el toro a Fernando Robleño en su temporada de retirada y su posible último paseíllo en Madrid -a la espera queda si le veremos en Otoño- Se saca el diestro el toro a los medios y ahí se pone con la derecha en dos tandas, acariciando al animal en muletazos muy suaves, siempre bien colocado, aunque sin bajar la mano. Los pases de pecho fueron como mimos. Por el izquierdo el Adolfo era más protestón, quedándose corto, trazó naturales de mucha verdad y exposición Ferrera. Una última tanda por el derecho, de unos quince muletazos, en las cercanías y con el animal ya a menos, aún así hubieron muletazos muy lentos y de calidad. El toro le hizo un extraño al entrar a matar y Ferrera se quedó sin el, cayéndose de morros en la arena, por suerte el animal no hizo por prenderle, luego le dió un estoconazo trasero pero muy efectivo. Ovación con saludos para Antonio Ferrera.
2. Madroñito. Muy en el tipo de la casa Albaserrada este segundo, al que Fernando Robleño lidió por abajo en capotazos intensos para sacárselo a los medios donde le dio media con un sabor castizo que levantó el «olé» unísono de Madrid. Se le picó bien al toro con dos puyazos en toda la yema.
Como mandan los cánones Fernando Robleño empezó con el Adolfo doblándose por abajo hasta que se lo sacó unos metros más afuera del tercio, allí se puso con la diestra, de menos a más ante un animal que le costaba pasar, siempre con la cara a media altura y quedándose corto. Cuando parecía que la faena podía coger vuelo, por el izquierdo, tras dos buenos naturales, el animal perdió las manos y deslució la tanda. La faena, pese a las ganas del madrileño, no volvió a poder coger vuelo ya que el toro tenía una falta de fuerza evidente. Estoconazo hasta la bola. Pitos en el arrastre y silencio para Fernando Robleño.
3. Baratero . Protestado de salida el cárdeno claro que hizo de tercero, el cual tenía buena cara pero el cuerpo muy anovillado. Sin fuerzas el Adolfo que se dejó pegar en el caballo y perdió las manos varias veces. Tercio de banderillas protagonizado por Escribano, dos a toro pasado y otro con un quiebro al violín, exponiendo bastante. División con los pares.
Poco lucimiento se prevee que tenga el tercero, que tras dos muletazos pierde las manos, aún así el sevillano lo intenta en los medios, orientadisimo el Albaserrada, que apenas pasa, siempre buscando al torero. Lo intenta por ambos pitones Manuel, destacando su firmeza y valor, tragando una barbaridad y sacando algún natural de mucho mérito, aún así alargó de mas la faena con la invalida alimaña. Pinchazo, aviso y bajonazo. Silencio tras aviso para Manuel Escribano y pitos en el arrastre.
Charlotada de proporciones bíblicas en Madrid con el cuarto, de nombre «Cartuchero», que salió inválido desde el principio, aún así el presidente no lo quiso ver y le hizo pasar por el caballo, en donde Jesús Vicente realizó una masacre con un puyazo paletillero, luego Ferrera le puso en los medios para el segundo puyazo, vete tú a saber por qué y el picador, sin ganas de trabajar ni le llamó, teniendo que ponerle más cerca y más hasta que se le llevó al caballo directamente, donde el pica hizo el amago de marcarle por si colaba. Siguió sin cambiar el toro el presidente hasta que en el tercio de banderillas el pobre animal se derrumbó, ahí ya, decidió sacar el pañuelo verde la presidencia, el Adolfo se amorcilló en tablas haciendo caso omiso a los mansos de Florito y tuvo que ser el propio Ferrera quien lo llevara hasta la puerta de toriles a capotazos, ahí se tumbo el animal, donde se le apuntilló. Se lidiará el primer sobrero de Martín Lorca.
4. Bis. Rociero. Sobrero de Martín Lorca que seguramente se llevará el premio al toro más feo de la feria, salió con calma y distraído, sin emplearse en los capotazos que le dio Antonio Ferrera. Manseó por completo en el caballo y además perdió las manos varias veces, también en banderillas. La faena de Ferrera fue toda a media altura, sin opción ante el inválido animal que se defendía y no pasaba. Se equivocó Ferrera al no abreviar con el animal moribundo, lo que levantó la crispación en los tendidos. Bajonazo. Pitos en el arrastre y silencio.
5. Aviador. Madrid saca a saludar a Fernando Robleño antes de la salida del quinto toro en la que ha sido su plaza durante los 25 años de alternativa que lleva. El quinto fue un cárdeno claro de nombre histórico en lo de Adolfo Martín, serio de cara, humilló en el capote del madrileño que lo lidió por abajo en su favor. De escasa fuerza el cárdeno que se dejó pegar en el caballo, donde el picador picó en la paletilla en las dos veces que entró y el animal perdió las manos en varias ocasiones.
En su siete querido se puso Robleño para empezar la faena de muleta, se lo sacó al tercio por doblones y ahí se fajó con el animal por el derecho, sin lograr sacar nada, rápidamente se cambió al izquierdo, de uno en uno, sacando tres naturales de bandera, con sabor a despedida, recordando tiempos añejos, lástima que el animal no tuviera fuerza, porque sus intenciones eran buenas. Arrebatado Robleño lo intentó, temario con la derecha dando muletazos de mucho mérito ya que el cárdeno apenas pasaba. Se volvió por la izquierda, de nuevo, de uno en uno, en dos tandas llenas de personalidad, ante su público, ante su plaza, con el silencio de Madrid que solo se interrumpía por los «bieeen», broncos, hondos, los de verdad, ante los naturales eternos y castizos, aunque no perfectos por culpa del toro, que le propició el madrileño. Espadazo contrario y delantero. Petición de oreja minoritaria, que solo pidieron los tendidos de sol. Vuelta al ruedo para Fernando Robleño, de las más emocionantes que se recuerdan, con sabor a despedida de un torero que es historia de Madrid.
LA RESEÑA
Plaza de toros de Las Ventas (Madrid) || Decimosexta de la Feria de San Isidro.
Entrada: Plaza llena
Toros de Adolfo Martín,
- Antonio Ferrera (Blanco y Oro), Ovación con saludos y Silencio;
- Fernando Robleño (Azul marino y Oro), Silencio y Vuelta al ruedo;
- Manuel Escribano (Verde oscuro y Azabache), Silencio tras aviso