David de Miranda emociona al alumnado del Colegio Montaigne en una jornada que unió tradición, valores y tauromaquia

David de Miranda emociona al alumnado del Colegio Montaigne en una jornada que unió tradición, valores y tauromaquia

El claustro mudéjar del Colegio Montaigne Compañía de María, en Jerez de la Frontera, acogió en la mañana del viernes 28 de noviembre una jornada tan pedagógica como emotiva. En este enclave histórico, David de Miranda ofreció una charla cercana y profunda a los alumnos del centro, compartiendo las claves de su vida y su carrera profesional. El encuentro fue moderado por el periodista Óscar Torres, de Onda Jerez, ante un auditorio de estudiantes de entre 3 y 17 años que mostraron un interés constante por el universo taurino.

La profesora y aficionada Elena Aguilar Valderas, jurado del circuito de novilladas de las escuelas andaluzas y docente del colegio, inauguró la actividad introduciendo a los jóvenes en la cultura taurina jerezana, recordando que la ciudad es reconocida como Cuna del Toro Bravo. A continuación, el director del centro, Francisco Marín, destacó la importancia de contar con un torero de la talla de De Miranda: una figura cuya historia —dijo— “inspira a jóvenes y adultos por igual”.

El diestro de Trigueros profundizó en la dimensión íntima del toreo y en sus desafíos. “El torero está solo frente al toro, pero esa soledad es parte del rito, del sacrificio y del desafío”, afirmó. Con sinceridad, subrayó cómo el miedo camina unido a la profesión, pero que “los sueños y las ilusiones son más fuertes y superan cualquier temor”.

El encuentro permitió repasar algunos de los hitos de su trayectoria: su Puerta Grande en la confirmación en Las Ventas, la Puerta del Príncipe, la histórica tarde de Málaga o actuaciones memorables en Linares, Almería, Soria o Pozoblanco. Tampoco faltó el relato de la grave cogida sufrida en Toro (Zamora), un episodio que, confesó, marcó un antes y un después en su carrera. La resiliencia, el apoyo familiar y el respaldo de la afición fueron claves para levantarse y continuar.

De cara al futuro, De Miranda habló con entusiasmo de su nueva etapa junto al maestro Enrique Ponce, cuyo acompañamiento calificó como un privilegio y un impulso decisivo. “Nadie me ha regalado nada”, recordó, reivindicando la mentalidad de esfuerzo constante que ha guiado su camino dentro y fuera de los ruedos.

La jornada concluyó con un entrañable acto en la Capilla de La Niña María, donde el torero recibió la bendición de una medalla de la compañía de la Virgen, un obsequio entregado por los propios alumnos. Posteriormente, firmó capotes y muletas y toreó junto a los jóvenes de la escuela taurina del colegio, acompañado por su hombre de plata, Fernando Pereira, que también compartió enseñanzas con los estudiantes.

El Colegio Montaigne Compañía de María, que mantiene viva su escuela taurina en el patio–recreo, volvió a demostrar su compromiso con la difusión y el respeto a la tradición taurina. La visita de David de Miranda dejó una huella profunda en el alumnado, que descubrió de primera mano que el toreo —como los sueños— es una pasión que nace en la infancia y que jamás debe dejar de perseguirse.

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