Emilio de Justo desorejó al bravo quinto toro de la tarde que fue el que más fondo tuvo de una corrida interesante que tuvo matices en cada uno de los toros aunque fue desigual de presentación. El extremeño cuajó una faena de firmeza y entrega absoluta por los dos pitones, que sirvió para reflejar que Pamplona también entiende de toreo bueno. Por su parte el francés Sebastián Castella dejó detalles interesantes en sus dos toros dentro de que fue un lote sin fondo, tampoco tuvo la tarde acertada con la suerte suprema, pues con sus dos oponentes pinchó en reiteradas ocasiones. El más joven del cartel Ginés Marín se topó con un tercer toro al que cuajó una buena labor que le llevó a cortar una oreja con unos naturales llenos de temple y majestuosidad, al toro se le atisbaban buenas condiciones pero se afligió pronto, con el sexto lo tuvo imposible.
«Campanilla» tuvo bravura clase y fondo en sus embestidas, ya en el capote de Emilio de Justo embistió con fuerza dejandose veroniquear por el cacereño. Tras las banderillas desarrollo todas sus virtudes y el torero extremeño se sacó al toro con mucha torería para ponerse a fajar una faena con mucho encaje y siempre en línea curva. La otra parte de la faena fue también de nota alta, pues con la zurda estuvo sensacional dibujando naturales de toreo caro y una dimensión mayúscula. La gran estocada con la que puso fin al gran toro madrileño, ratificó que De Justo es uno de los toreros con mayor plenitud en el escalafón actual.
Al segundo también le realizó una faena con cuajo, dentro de que fue este un animal más encastado que tuvo largura por el pitón derecho pero por el izquierdo no tuvo ni medio pase. Remató de una gran estocada con la que el toro tardó en doblar e hizo que el premio se redujese a silencio.
Ginés Marín vino esta tarde a decir que es uno de los toreros que mejor se encuentra con los aceros, y ahora les cuento el porqué. Su primero fue un toro que tuvo buena condición pero fue exigente, comenzó la faena de hinojos pasándose al toro por ambos pitones, para posteriormente medirle los muletazos dándole tiempo entre pase y pase. Lo mejor llegó por el pitón zurdo dejando naturales muy caros tirando de la embestida del de Guadalix. Terminó la faena por bernadinas muy ajustadas antes de dejar una gran y efectiva estocada.
El sexto fue un toro deslucido que ni humillo ni embistió. Era un pozo seco sin agua del que Ginés puso todo de su parte con el afán de abrir la media puerta grande que le faltaba pero fue imposible. Lo mejor de este toro fue la gran estocada con la que lo mató de nuevo.
El primer toro de la tarde embistió con clase en el capote de Sebastián Castella antes de que se le cuidase en el caballo de picar vito el poco fondo que tenía. No sirvió de mucho, pues en la muleta el toro estuvo faltó de fondo y se fue aplomando a partir de la segunda serie. Lo mejor llegó en la última serie por cercanías en la que el francés le exigió por abajo, pero el toro nunca tuvo transmisión y no llegó a los tendidos la buena intención del de Béziers. Con los aceros pinchó en dos ocasiones antes de dejar una estocada trasera. Silencio
Con alzada salió el toro de la merienda que no se empleó en el saludo capotero de Sebastián Castella saliendo suelto. Comenzó la faena de muleta apoyado en tablas en la que al toro le costó centrarse en la muleta de Castella. Una serie duró, pues el de Victoriano del Río se fue violentando e incluso volteó al francés. Tras empalarle se repuso y se lo pasó por la espalda, pero poco más tuvo el toro madrileño que siempre estuvo a la defensiva. Se atascó con los aceros y le costó dar muerte al toro.
La Reseña
Plaza de toros de Pamplona (Navarra) || Feria del Toro
Entrada: Lleno de «No Hay Billetes»
Toros de Victoriano del Río (1º,2º,3º,4º,5º) y Toros de Cortés (6º), desiguales de presentación y de hechuras. De buen juego en líneas generales, salvo el manso cuarto y el deslucido sexto, que no tuvo entrega y embistió con el pitón de fuera
SEBASTIÁN CASTELLA: Silencio tras aviso y Silencio tras dos avisos
EMILIO DE JUSTO: Silencio tras aviso y Dos Orejas;
GINÉS MARÍN: Oreja y Silencio;