TALAVANTE Y EL DÍA DE LA MARMOTA

Un total de nueve orejas se repartieron entre toreros, rejoneador y novillero, en una tarde por el desfile de toros sin fuerza ni vida, salvada únicamente por la rotundidad de un Talavante que se va pareciendo ya al que era, y la predisposición de unos toreros que tuvieron poco que hacer ante sus animales.

Abrió la tarde, con medio hora de retraso, el rejoneador granadino Sebastián Fernández, tras brindar al público y recibir al toro con la suerte de la garrocha. Se acabó lo que se daba. Un toro muy suelto y con poca fuerza, que embestía con arreones, truncó las esperanzas del granadino. Tras un buen tercio de banderillas, falló con el rejón de muerte y usó descabello. Una oreja.

El toro más ligero de la corrida (390) le tocó en suerte al Fandi, que recibió al toro con dos largas de rodillas y un buen recibo a la verónica a pies juntos rematado con una media de rodillas; sin embargo, el toro no tenía fuerza ninguna. Lo lleva al caballo por tapatias y quitó por lopecinas y dos revoleras, poniendo además
cuatro pares de banderillas. Tras brindar a todos los diestros granadinos (toreros y cuadrillas), inició la faena toreando directamente en redondo, con tandas muy cortas ante un toro que no permitió gran lucimiento. Quizás una de las faenas más serias que le recuerdo al granadino. Acabó por manoletinas con cante desde el tendido. Dos orejas con petición más que minoritaria (con suerte era una)

Muy bien presentado estuvo el tercero de la tarde, para Sebastián Castella, pero todo lo que prometió de salida se apagó pronto al darse un fuerte golpe contra burladero (al parecer, lo de devolver a un animal por dañarse los dos pitones, en Granada no se estila). Estuvo, eso sí muy bien picado. El toro fue perdiendo fuerza,
obligando a Castella a dejar muletazos sueltos, y mostrando una tremenda predisposición pero nada más por toro. Estoconazo algo delantero y dos orejas.

Ante otro ejemplar muy bien presentado estuvo José Mari Manzanares, que dejó un buen recibo a la verónica. Tras brindar al público, inició otra faena igual a todas las anteriores de la tarde: predispuesto Manzanares, sin nada el novillo. Pinchazo
y estocada. Petición minoritaria. Oreja

Le tocó en suerte a Talavante el que fue, posiblemente, el mejor animal de la tarde, al que recibió con dos faroles, verónicas y chicuelinas. Tras un buen paso por el caballo, un quite por gaoneras y los reglamentarios dos pares de banderillas, brindó al público la faena, que comenzó de rodillas. Dos tandas
aguantó el toro: una muy buena rematada con arrucina y un cambio de mano, y otra por la izquierda, que acabó bruscamente al rajarse el animal. Tras un arrimón innecesario pero muy aplaudido y un final por manoletinas, dejó una estocada
casi entera, llevándose el susto de la tarde al casi prenderlo el toro al entrar a matar. Dos orejas tras aviso y ovación al toro en el arrastre.

Anduvo muy bien el novillero local, Pablo Maldonado, ante el cierraplaza; picado en exceso y lidiado magistralmente por El Ruso. Brindó su faena a todos los compañeros de cartel, una faena muy rotunda con la mano derecha, aunque no llegó a calar tanto en los tendidos por los constantes enganchones. Remató la faena por ayudados, algo que es siempre de agradecer, que las manoletinas ya cansan, y tras dos pinchazos, media estocada y un aviso, recibió el granadino una oreja que sin duda habrían dos de haber estado más atinado con la espada.