El pasado domingo 16 de marzo se celebró en Torre Pacheco el IV Bolsín Taurino para jóvenes promesas en la finca “La Herencia” de la pedanía pachequera de El Jimenado. La modesta pero afable plaza presentó un lleno absoluto donde los asistentes disfrutaron de una gran mañana armonizada, obviando lo taurino, por la buena organización y servicios disponibles gracias a la predisposición del Club Taurino de Torre Pacheco: DJ, barra con variedad de platos y un servicio gratuito de migas y bebida a media jornada.
El formato del bolsín consistió en una primera fase donde se probaron tres vacas de Sancho Dávila distribuidas en tres grupos de tres novilleros. Tras esta primera fase, se celebró un mano a mano final con los dos novilleros elegidos por el jurado, novillos de Los Palancares. Encontramos caras conocidas que ayudaron a los chavales en la lidia de los novillos, entre ellos: el novillero murciano Victor Acebo y el subalterno lorquino “El Charra”.
La mañana comenzó con el grupo formado por Israel Guirao (escuela de Valencia) , Pablo Sanchez (escuela de Almería) y Jorge Infer (escuela de Alicante) con la vaca “Trista”, la más complicada del lote: Israel, reciente triunfador de la feria de fallas, comenzó la lidia con dos largas cambiadas demostrando su predisposición aunque también vislumbró el destino de la vaca al perder las manos en multitud de ocasiones por su falta de fuerza. Captaría rápido esta carencia y cuidará a la vaca con unos derechazos a media altura quedando en la memoria de todos un final de faena caracterizado por la quietud, la ligazón y el toreo en redondo provocando la primera ovación de la jornada. Pablo Sanchez, sufrió esta ausencia de fuerza en su recibo por gaoneras aunque se adaptó en una buena tanda con la derecha. El final por manoletinas se vio truncado por dos cogidas aunque nos quedamos con unas sentidas luquesinas fruto del arrebato del revolcón. Jorge Infer, tendría la oportunidad de iniciar la faena de muleta con unos ayudados por alto rematados con una tanda de derechazos evidenciando su concepto clásico y de nuevo, la carencia de la vaca. Lo más destacado de su intervención fueron unos derechazos con la diestra con un alto grado de ligazón.
“Castañuela” sería la segunda y mejor vaca de la mañana, una vaca pronta al caballo que entró a picar, de forma adicional y excepcional, a final de faena ante la mirada del ganadero. Le correspondería su lidia a David Pardo (escuela “El Toreo” de Murcia), Toni Marín (escuela “El Toreo” de Murcia) y Jesús Mariano Herrera (escuela de Alcázar de San Juan de Perú). David Pardo, recibió a la vaca con dos largas cambiadas citando desafiante a la vaca haciendo eco de su marcada personalidad y torería. Tal vez, llevaría a cabo las tandas más gustosas del certamen con ambas manos, metiendo riñones, sacando pecho y toreando en redondo con mucho gusto y ligazón. Jesús Mariano, dejaría claro su concepto taurino desde el recibo de capote, quietud y adorno. Unas gaoneras inauguraron su aparición aunque se vieron opacadas por su capacidad para controlar tiempos, distancias y alturas con la muleta. La técnica y la exposición primó regalándonos unas ligadas tandas en circulares. El murciano Toni Marín, se decantaría por un comienzo por estatuarios acompañados de unos largos y profundos naturales dando siempre el pecho. Finalizará su aparición con circulares buscando la espalda como muestra de su pasión por ser torero.
Cerraba el clasificatorio “Letrera” para los novilleros: Iker Ruiz (escuela de Alicante), Antonio Aparicio de Torre Pacheco y Salvador Ruiz “El marqués” (escuela taurina de Ciudad Real). Salvador destacó por su temple y un toreo firme, asentando mentón, recto y esclareciendo su concepto clásico buscando el temple. Iker Ruiz suscitará al público con un comienzo rodillas en tierra y una destacada tanda de profundos y sentidos naturales acompañados de unos ayudados por alto dando siempre el pecho. Destacamos su compostura en la plaza. Aparicio, autóctono de la localidad, comenzaría su recibo de capote con unas chicuelinas buscando un toreo firme y ligado con la muleta. Su final de faena estará condicionado por dos revolcones a la hora de perfilarse para llevar a cabo circulares invertidos.
Terminaba la fase clasificatoria y conocíamos los elegidos para la fase final. Para sorpresa de muchos, Israel Guirao se quedaba fuera de la misma, Antonio Aparicio ocupaba su lugar junto a David Pardo para lidiar los dos novillos de Palancares. Un valiente y seguro David Pardo haría frente a un dificultoso novillo que haría pasar un mal rato a la cuadrilla y afición. El novillo, algo aquerenciado, arremetería con violencia con la cara alta olvidándose del trapo para colarse por el interior (en ambos pitones) revolcando al propio David y a la cuadrilla en varias ocasiones. El viento otro gran condicionante para el lucimiento. Pese a ello, David mostró su gran afición y técnica consiguiendo matar al recibo al duro novillo. La espada no estaba resultando y no dudó en coger el descabello pese a no haberlo hecho nunca antes, cayó fulminado al segundo intento. La afición reconoció el esfuerzo de uno de los novilleros más destacados del clasificatorio. No hay que perderle el ojo.
Antonio Aparicio tuvo más suerte en el sorteo, el número 3 de Palancares era un novillo con teclas, no se dejaba por abajo aunque fue de menos a más durante la faena, lo contrario que el novillero. Antonio hizo un buen comienzo por verónicas hacia los medios rematando con una agradable media. Probaría al novillo por el lado izquierdo y no le agrado pese a que el dominio del toro pudiera haber estado por ese pitón. Destacamos una tanda de poder con la mano derecha y un final de faena buscando la espalda, aunque se lo llevó dos veces por delante. Mató a la primera aunque algo tendida y por ello tuvo que descabellar en tres ocasiones cayendo el toro por tiempo. Fue suficiente para consagrarse como ganador del IV Bolsín Taurino de Torre Pacheco ante un novillo exigente y de poder.