La ‘clase’ de Aula Taurina en pleno corazón de la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, colgó el cartel de ‘No hay localidades’ en la extraordinaria mesa redonda que ofrecieron los antiguos alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Sevilla, tras “El paso por la Escuela”, como así se denominó la jornada.
El matador de toros Francisco lama de Góngora, el novillero sin caballos Javier Zulueta, y novillero con picadores -abogado en la actualidad- José Ortiz de la Torre, disertaron brillantemente ante un aula repleta de jóvenes aspirantes y aficionados. La terna se dirigió a los presentes con absoluta transparencia y sinceridad, destapando vivencias y sueños de juventud. Los exalumnos coincidieron que “la escuela ha sido para nosotros una experiencia inolvidable y una fuente permanente de vida”.
El acto tuvo lugar el pasado martes 28 de noviembre, en la última sesión del XXX Curso Sobre ‘Principios Básicos de la Fiesta de los Toros’ que organizó la asociación sevillana para el fomento de la Fiesta Nacional entre la juventud. La iniciativa, que cuenta con el patrocinio de la Real Maestranza de Caballería, fue todo un éxito y estuvo presidida por Miguel Serrano, presidente de la escuela sevillana y de Aula Taurina.
Al término de la sesión el vicepresidente de la entidad, José Mª Martínez Parras, repartió a los presentes ejemplares de la colección Cuadernos de Aula Taurina -un muestrario de 5 libros de alta calidad en textos, dibujos e imágenes, del propio Martínez Parras- que describe con una lectura fácil y muy atractiva los aspectos fundamentales sobre la tauromaquia. Unos Cuadernos que fueron editados por la Junta de Andalucía y que cuentan con ilustraciones del artista de Loren Pallatier y fotografías de Carlos Núñez Delgado-Roig, entre otros.
Turno de intervenciones:
Francisco Lama dé Góngora: “Empecé en la escuela a los 15 años y a partir de ahí, iba a entrenar al Parque del Alamillo y posteriormente a la finca El Vizir. Tito de San Bernardo, Curro Puya y Luis de Paula fueron mis profesores y me enseñaron los valores del toreo y de la educación taurina. Existía una gran competencia entre los alumnos y también mucho compañerismo entre amigos. Me apoderó la Empresa Pagés de la mano de Luis de Paula y conseguí después de mucho aprendizaje -no sabía coger una muleta cuando llegué- abrir la Puerta del Príncipe. La escuela me dio las bases de tauromaquia y me enseñó que ser torero no es sólo dar pases a un toro, es una filosofía de vida’, explicó Lama de Góngora.
Javier Zulueta: “Yo jugaba al toro con mi primo y fue nuestro abuelo quien nos apuntó a la escuela en el Parque del Alamillo. Pepe Luis Vargas, Luis de Pauloba y Curro Sierra fueron mis profesiones. Pauloba me inculcó los conocimientos que poco a poco he ido desarrollando en la plaza. Después pasamos a la Real Venta de Antequera y allí compartía con Juan Ortega el ‘Toreo de Salón’. La escuela ofrece grandes valores y enseñanzas. La competencia sana es muy bonita y sirve para superarse a uno mismo. Todo lo que soy es gracias a la escuela”. Comentó Zulueta.
José Ortiz De la Torre: “Ser sincero con uno mismo y ser capaz de entregar su vida al toro. No sólo se trata de torear bien, sino de ser capaz de atravesar la línea roja que te marca interiormente y que también te permite no engañarse a uno mismo. Haber sido alumno de la Escuela Taurina de Sevilla me ha servido para crecer como persona y me han enseñado unos valores humanos que hoy en día aplico a mi profesión de abogado y a mi vida personal”, afirmó De la Torre.