Fotógrafo: Tomás Montero
Hay quien dice que el futuro del toreo está muerto, pero tras lo vivido esta mañana, no hay nada más alejado de la realidad. Torolive tuvo la oportunidad, gracias a su director, de estar presente en un herradero en la finca de la familia Guerrero, en «Los Charcos», en Fuentes de Ebro (Zaragoza).
Desde el momento en que cruzas las puertas de la finca en la ganadería Toros de Guerrero, cada detalle habla del cuidado y dedicación de una casa que rebosa autenticidad y esencia taurina. Este año, los más pequeños pudieron disfrutar de una barrera adaptada a su altura frente al cajón, permitiéndoles observar de cerca el herradero. Sus voces y risas se entremezclaban con el sonido del campo cada vez que un becerrito salía, dejando claro que en momentos como este se siembra la afición de las futuras generaciones. Son jornadas como esta las que realmente alimentan la afición, porque José Daniel Guerrero, junto a su familia y amigos, reunió a todos para llevar a cabo esta labor esencial que cada invierno se repite en el campo.
Se herraron varios machos y hembras con el guarismo del 4, y lo mejor de todo es que todos los presentes, sin importar su edad, participaron en el proceso. Desde los más pequeños hasta los más adultos, todos tuvieron la oportunidad de dejar su huella en alguno de los becerros. José se aseguró de que nadie se quedara sin participar en la labor, sin importar lo que fuera.
Los niños también tuvieron su protagonismo. Acompañados por el ganadero, con varas de pastor, se adentraron en el cercado para buscar tres mansitas, que luego trajeron al cajón para ponerles el cencerro y el hierro de la casa. Ver a los más pequeños disfrutar de la experiencia fue algo muy bonito, porque, como bien se sabe, en jornadas como estas se siembra la verdadera afición.
La jornada terminó con una comida en la finca, cerrando una mañana única que quedará en la memoria de todos. Estoy convencido de que los niños que hoy participaron con entusiasmo atesorarán este día como un recuerdo imborrable, que cobrará aún más valor con el paso de los años. En el campo, como en el toreo, las experiencias reales son las que verdaderamente cuentan.