Calanda celebró el Día del Pilar por la puerta grande. La jornada comenzó con un ambiente frío debido a las lluvias matinales, pero los tres actuantes se encargaron de caldear los tendidos con una corrida de Montalvo noble, aunque escasa de raza. Andy Cartagena conectó con el público, ofreciendo una gran exhibición de doma y poniendo toda la transmisión que le faltó a su lote. Ureña, por su parte, lidió con el lote más áspero y falto de poder, y aunque solo pudo dejar muestras de voluntad, esta fue recibida con cariño por parte de los asistentes. La ilusión de Aragón, Aarón Palacio, brilló en Calanda, mostrando su arte ante un excelente tercer novillo, el mejor del encierro, al que cuajó de principio a fin con sus templadas muñecas. Con el sexto tuvo menos fortuna; el animal, carente de raza, no le permitió lucirse, y aunque dejó varios detalles toreros, estos se enfriaron al fallar con los aceros cuando el novillo ya estaba rajado.
Aarón Palacio comenzó su actuación frente al tercero de la tarde con una larga cambiada de rodillas, seguida de verónicas cargadas de temple y suavidad. Tras un puyazo, Aarón quitó desde los medios por gaoneras al paso, logrando poner a los tendidos en pie. Inició su faena de muleta con la rodilla semiflexionada, sacándose por bajo al novillo de manera muy torera hasta los medios. El Montalvo mostró nobleza y humillación, cualidades que Palacio supo aprovechar con el temple de sus muñecas. Con gran suavidad, ligó las embestidas del noble toro salmantino, destacando en un trasteo elegante y adornado con detalles toreros, rematando con manoletinas y templados pases de pecho. Los naturales hacían rugir a los tendidos calandinos. Finalmente, dejó una magnífica estocada, lo que le valió cortar las dos orejas entre los gritos de «¡Torero, torero!».
El toro de la jotica salió abanto y suelto en los lances de recibo que Aarón Palacio intentó ejecutar con el capote, lo que impidió al novillero zaragozano lucirse en ese primer tercio. Ya con la muleta, Aarón inició su faena con rodilla en tierra, ejecutando varios derechazos con los que logró templar las embestidas del novillo. Continuó toreando con oficio, siempre cruzándose al pitón contrario y provocando las embestidas del animal con pequeños toques, ya que el toro, muy justo de fuerzas, deslucía los intentos del novillero. En el tramo final de la faena, el novillo se rajó, y Aarón, con valor, se arrimó, conectando con los tendidos a través de circulares invertidos por la espalda. Al entrar a matar, el novillo ya estaba rajado, lo que complicó la suerte suprema, y tuvo que matarlo al tercer intento. El astado se resistió a caer, tardando en doblar tras dos avisos. Aarón fue ovacionado tras una petición de oreja.
Salió el primer Montalvo de la tarde, y tras colocar un rejón de castigo, Andy Cartagena logró encelarlo en la grupa del caballo antes de clavar un segundo rejón a un animal que mostraba dificultades para seguir los cites. Con su primer caballo de banderillas, colocó la primera haciendo un quiebro en la cara del toro, al que siempre tuvo que hablarle para mantenerlo encelado en la grupa. Al burel le costaba seguir los cites del jinete alicantino, aunque por momentos Cartagena consiguió torearlo a dos pistas, dando la vuelta al anillo del ruedo. La faena cobró mayor emoción en su segunda parte, cuando el rejoneador ejecutó varias piruetas, aunque el toro, tras recibir demasiados capotazos, comenzó a venirse abajo. Andy conectó con las peñas con varias exhibiciones de doma, destacando dos banderillas a violín que levantaron el jolgorio en los tendidos. Tras dejar tres banderillas cortas con Pintas, el toro se echó, y costó un mundo volverlo a poner en pie para que Cartagena dejara el rejón de muerte. El animal, siempre marcado por el exceso de capotazos, acabó rendido. Andy cortó una oreja tras sonar un aviso.
El cuarto de la tarde salió suelto y ya desde el principio mostró que andaba justo de fuerzas, echando las manos por delante al presentarse en el albero. Tras el primer castigo, Andy Cartagena consiguió encelarlo en la grupa del caballo. Basó su faena en una exhibición de doma, logrando en los primeros compases llevar al toro encelado a dos pistas. Sin embargo, el animal se vino a menos rápidamente, obligando a Andy a llegarle mucho con el caballo para poder dejar los castigos con habilidad. A pesar de las limitaciones del toro, Cartagena desplegó un amplio repertorio de su doma, conectando con los tendidos y, en especial, con las peñas locales. En el tramo final, quitó la cabezada al caballo y colocó un par a dos manos, justo cuando ya había sonado el primer aviso. Levantó al público de sus asientos y culminó con un rejón de muerte que le permitió cortar una oreja.
Salió el segundo de la tarde, el primero para la lidia a pie, y Paco Ureña lo recibió con suavidad a la verónica en la segunda raya del tercio. Tras un puyazo, Ureña quitó desde los medios por delantales a pies juntos, ejecutados con gran delicadeza. Brindó el toro a Julio Fontecha y se dispuso a sacarlo por bajo, doblándose con él por el pitón derecho desde los medios. El toro mostró nobleza y humillación, pero su falta de poder condicionó su rendimiento. Ureña lo cuidó en los primeros compases de la faena, pero cuando se decidió a torear por el pitón izquierdo, el astado se mostró más áspero, embistiendo con brusquedad y echando la cara arriba en la muleta del murciano. A pesar de ello, Ureña mantuvo la firmeza en un tramo final en el que, aunque el toro apenas pasaba, lo hacía con genio, desluciendo el esfuerzo del torero. Terminó con una estocada caída que requirió un golpe de descabello, y finalmente, se le concedió una oreja.
El quinto de la tarde, un toro alto, largo y con buena alzada, fue recibido por Paco Ureña con verónicas templadas. Tras pasar sin apreturas en el primer encuentro con el caballo, Ureña solicitó el cambio, que fue concedido de inmediato. Realizó un quite por verónicas, pero al toro ya le costaba rematar los viajes que le planteaba el torero. La misma tónica se mantuvo en la faena de muleta, donde, tras brindar al público, Ureña mostró voluntad, pero era evidente que la faena no podría conectar con los tendidos con fuerza. Todo tuvo que hacerlo el murciano de uno en uno, ya que el astado, falto de poder, no lograba completar las embestidas. La faena concluyó con una estocada caída, pero eficaz, considerando que el toro nunca bajó la cara y no facilitó la colocación de la espada. Ureña dio la vuelta al ruedo paseando una oreja.
La Reseña
Plaza de toros de Calanda (Teruel) || Feria del Pilar 2024
Entrada: Dos tercios de plaza
Toros y novillos de Montalvo,
- ANDY CARTAGENA: Oreja tras aviso y Oreja tras aviso;
- PACO UREÑA: Oreja y Oreja;
- AARÓN PALACIO: Dos orejas y Ovación tras petición.