La corrida de esta tarde con el hierro de Álvaro Núñez no fue la mejor presentada en cuanto a hechuras, se lidió un envío de hechuras reducidas en la que destacó el toreo de Castella en el cuarto, y la zurda de Talavante.
El primer toro de Núñez salió con las manos por delante en la embestida, lo que deslució el recibo capotero de Sebastián Castella, quien había comenzado con una larga cambiada de rodillas. El toro derribó al caballo en cuanto salió al tercio, mostrando una peligrosidad que auguraba daños mayores en un tercio de varas desordenado. El animal, manso, pasó por el caballo saliendo suelto y empujando solo con el pitón izquierdo en el peto. José Chacón realizó una buena lidia con magníficos capotazos, mientras que Rafael Viotti sufrió una fea cogida al intentar colocar el tercer par de banderillas.
Con la muleta, Castella sacó al toro por bajo, intentando someterlo en una faena que nunca alcanzó el remate deseado debido a la violencia del astado, que rebrincaba y pegaba gañafones, siempre muy reservón. A pesar de la dificultad, el francés mantuvo la firmeza, soportando los cortos viajes que le ofrecía el de Núñez, tratando de dar lucidez a un toro que solo mostró agresividad. Tras dos pinchazos, dejó una media estocada caída. Silencio
Por verónicas saludó José María Manzanares al segundo de la tarde, que igual que su hermano hechó las manos por delante en el capote antes de que José Marí rematara con una bonita larga. Se durmió el toro en el primer encuentro con el jaco, donde sólo empujó con el pitón izquierdo, en el segundo encuentro, se arrancó con más alegría pero colocó la cara de la misma manera. Tras sacarse al toro a los medios, se fajó el alicantino con el furo a torear en redondo por series de derechazos de mano baja y siempre pudiendo al noble Núñez que respondió a la muleta de José Mari. El punto álgido de la faena fue la ligazon, lo que permitió al diestro ligar varias tandas haciendo rugir al público maño. Mató de un pinchazo hondo, y se le concedió una oreja tras una petición más que mayoritaria. Al toro se le ovación el el arrastre.
José María Manzanares saludó al segundo toro con una serie de verónicas templadas, aunque el animal embistió con las manos por delante. Remató su saludo con una elegante larga. En el primer encuentro con el caballo, el toro empujó solo con el pitón izquierdo, mientras que en el segundo se arrancó con más alegría, aunque mantuvo la misma colocación de cara. Manzanares llevó al toro a los medios y lo toreó en redondo con series de derechazos de mano baja, dominando al noble ejemplar de Núñez, que respondió con constancia y nobleza. La faena destacó por la ligazón de las tandas, que arrancó ovaciones del público. Faltó toreo por el pitón izquierdo, donde apenas se pudo ver acción por parte del diestro. Mató de media estocada tendida y fulminante, lo que le valió una oreja tras una petición mayoritaria. El toro fue ovacionado en el arrastre.
El tercer toro salió distraído y tardó en fijarse en el capote de Alejandro Talavante, quien apenas pudo darle un par de lances. El animal empujó de costado en el primer encuentro con el caballo, y Talavante lo quitó por delantales. Javier Ambel destacó en banderillas, saludando al público. En la faena, Talavante comenzó templando al toro con derechazos, marcando un alto nivel desde el inicio. Al cambiarse a la mano izquierda, ofreció una serie de naturales poderosos, recordando su mejor versión. En el tramo final, toreó muy ajustado y cerró con un desplante que entusiasmó al público. Aunque la estocada no fue certera y el toro tardó en caer, cortó una oreja en su primera actuación.
Algo más frenado embistió el cuarto en los lances que recetó Castella con el capote. Medido fue el tercio de varas por parte de Bernal en que solo se le señaló. Se fue ovacionado mientras se recogía. Saludó José Chacón tras dejar un buen tercio de banderillas, después Sebastián se fue a los medios a brindar el toro al público zaragozano, y comenzó desde el centro del ruedo cambiándose al toro por la espalda logrando poner en pie a los presentes. Tuvo la labor del francés la tónica del mando en un toreo en redondo donde siempre ligó por ambos pitones a base de sujetarlo en la muleta y tirar de él con toquecitos. Pues el toro siempre careció de fuerza y Castella que lo vio desde el inicio fue administrando esta condición con mucho pulso en la franela. Fue bajando la intensidad cuando el francés tomó la distancia corta. En el final de faena, cuando el furo ya estaba más faltó de motor, el de Beziers se puso los pitones en la taleguilla dejándose llegar mucho al toro y conectando con los tendidos de forma unánime en un final por manoletinas. Dejó una estocada que le puso las dos peludas en la mano, y le abrió la puerta grande.
José María Manzanares saludó al quinto toro de la tarde con verónicas llenas de cadencia, rematando con tres ceñidas chicuelinas y una media elegante. El toro recibió dos puyazos, aunque metió la cara alta y no mostró interés por pelear con el caballo. Diego Vicente fue arrollado al poner el último par de banderillas, pero quedó en un susto. Manzanares se fajó con el toro, toreando por ambos pitones y administrando bien los tiempos entre series, ya que el animal estaba justo de fuerzas y embestía sin humillar. Aunque el toro mostró nobleza y siguió la muleta, le faltó raza, lo que impidió que la faena conectara con el público. Manzanares lo mató al segundo intento y recibió una ovación desde el tercio.
El toro de la jotica no se lució en los lances iniciales de Alejandro Talavante con el capote. Al tomar la muleta, pese a la buena intención del extremeño, la faena no logró conectar con el público debido a las complicaciones del animal y la falta de acople por parte del torero. Mató de una estocada baja que fue suficiente. El toro fue pitado en el arrastre, y Talavante escuchó silencio.
La Reseña
Plaza se toros «La Misericordia» Zaragoza || Feria del Pilar
Entrada: Lleno absoluto
Toros de Álvaro Núñez, desiguales de presentación y manejables.
- Sebastián Castella: Silencio y dos orejas tras aviso.
- José María Manzanares: Oreja y ovación con saludos.
- Alejandro Talavante: Oreja y silencio.