Poema escrito por Andrea Sánchez en Torolive

Atareada prisa por verte torear

Tuvo Dios a bien subirte a la gloria.

Sin cartel que lo anunciara,

Ni montera que acertara.

Dieciocho de agosto,

Nueve en punto de la mañana,

Se suspende el pasodoble de tercio.

Los ángeles se engalanaron,

Y de purísima que estaba el cielo,

Se encapotó la mañana,

Enlutándose la Virgen 

Con mantón negro.

Llevándole a Dios,

Presidente del cielo,

a “El Niño de La Encina”

Para brindarle descanso eterno…

Allá donde a capote vuelto, 

La vida y la muerte lidiaron con poderío 

Y al buen arte de faenar,

Encontró en paz el destino.

Pues a fe cierta, probó la vida 

Ser un regalo divino 

Ofreciendo verdad la muerte 

En un último suspiro.

Encomendando tu alma al altísimo, 

Me despedí de lo que yo más quería.

Postrada en viva cruz, 

Pedí por tu alma y protección divina.

Y aún los recuerdos se me enfrían,

Y aún mis brazos se congelan,

Que no puedo mirar tus ojos,

Y abrazarte, padre, yo quisiera.

Deja a un lado la muleta,

El cigarro, y al abuelo.

Espérame en el burladero,

Que el día en que yo muera,

Quiero subir al cielo

Y tirar mi montera al aire,

Para que tú la cojas al vuelo.

Que tu legado sigue vivo,

Que la tradición no ha muerto,

Que así en la tierra

Como en el cielo,

Habrá un lucero que a media tarde,

Brille siempre el primero.

Y póstumo encienda sus luces,

Al son de Nerva y El Chocolatero.

Que no cabe más torería,

En renglones y poesías,

Y por eso invoco a la alegría con la que vivías.

A abarrotar está la plaza,

De faenas y recuerdos.

Guárdelas Dios siempre

Para gloria del toreo.

A ti, Alberto,

A quien de taurinas maneras honro

Y por plegarias, rezo.

A la barrera de la eternidad

Te envío yo mis versos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *