Pasó la feria del Pilar en Zaragoza y apenas hay medios (taurinos y no taurinos) que mencionen lo acontecido durante el serial en la capital maña. A lo largo de los diez días del ciclo pilarico han sucedido múltiples alteraciones en la feria ante una afición que no merece el empresario, puesto que el público respondió considerablemente a los festejos programados.
Zaragoza ha asistido una vez más a una programación por debajo del nivel que siempre ha caracterizado a la que está considerada la última feria de primera categoría de la temporada. Pero los problemas de la decadencia de dicho ciclo no solo tienen un nombre, pues son numerosas las causas que se suman para que el coso de Pignatelli este perdiendo el nombre que siempre tuvo en el mes de octubre.
En primer lugar, la dejadez de las figuras para venir a zaragoza no ayuda en absoluto a la programación de los diez días que componen la feria del Pilar. En estos últimos años las nuevas figuras han cogido la moda de cortar la temporada tras su paso por Sevilla en San Miguel, y la feria de Otoño de Madrid, y por tanto llegar en octubre a Zaragoza a la inmensa mayoría se les hace cuesta arriba, y los que se acercan a pisar el albero maño lo hacen por unas cantidades altísimas en sus honorarios, lo cual implica a una complicada labor en la confección de los carteles.
Esta faceta viene desempeñada por el actual empresario D. Carlos Zúñiga (padre) quien trabaja con unas políticas taurinas obsoletas en los años que nos encontramos, y por tanto esto ayuda poco a que la feria coja el vuelo que merece. Por un lado, apenas se invierte dinero en comunicación, el pintar los autobuses urbanos de la ciudad y vender camisetas y zapatillas con el logo de la empresa está muy bien, pero hay que cuidar las redes sociales, que excepto los cuatro últimos días de feria, no se colgaba ni el orden de lidia de los toros a lidiar (algo que no puede ni debe de consentirse en un coso de tal categoría como Zaragoza).
Hay que comunicar la feria a través de todos los medios que existen en la actualidad (que no son pocos) y también dar facilidades a la prensa (algo en lo que se debería de trabajar), pues apenas se ha mandado información de la feria a los medios taurinos, cuando el día anterior a la sustitución de Daniel Luque todos sabíamos que el sustituto era Uceda Leal pero oficialmente no se había comunicado, algo que debería de enrojecer a una empresa que gestiona un coso de primera categoría.
EL BAILE DE CORRALES
Es verdad que estamos en una etapa muy mala en la que, tras la reducción de cabezas de ganado por el Covid, se les hace mucho más complicado a los ganaderos encontrar toros adecuados para las plazas importantes. Pero a pesar de este hándicap, es cierto que a Zaragoza han llegado animales por debajo del trapío que merece la plaza, y por ello el martes 10 de octubre estuvo a punto de suspenderse el festejo tras ser vistos un total de 20 toros para poder aprobar los seis de por la tarde.
Esto no es normal, ni tampoco habitual que a las dos y media de la tarde se estén descargando los toros mientras la gente está esperando al apartado sin saber que esta ocurriendo, puesto que el personal de la empresa se dignaba a cerrar la boca. Al final (para alivio del empresario) se salvó la tarde.
Pero desde luego que ha habido bailes de corrales todos los días, pues salvando la corrida de Juan Pedro Domecq, y alguna otra el resto han ido remendadas en prácticamente su totalidad, un suceso que no es normal y que a la postre perjudica en el desarrollo de la feria con un ir y venir de camiones todos los días sin saber a la hora de los sorteos de quien eran finalmente los toros a lidiar por la tarde.
LA DIPUTACIÓN: ME INGRESO LOS BILLETES Y ME OLVIDO DE LA AFICIÓN
La realidad de todo el problema es que solo existe un culpable que tiene por nombre Diputación de Zaragoza, pues claro está que tiene mas interés en frotarse las manos con los billetes que en la salud de su plaza.
De los 182.593 euros de canon mínimo que exigía la Diputación, Carlos Zúñiga (Padre) ascendió su propuesta a 502.000 €, más de medio millón de euros de entrada, y ahora a esto hay que sumarle el gasto de hacer una feria en abril (por San Jorge), y otra en Octubre (El Pilar). No me extraña en absoluto que las cuentas no salgan, y tengamos que conformarnos con las sobras del campo bravo, y con carteles indignos para una feria como es la del Pilar.
Pero como siempre en esto del mundo taurino, el orgullo puede a la afición, y el Sr. Zúñiga (padre) descansa más tranquilo sabiendo que le ha quitado en la “puja” la plaza a su hijo (anterior arrendatario de “La Misericordia”).
La diputación se lava las manos en las disputas de familia, porque solo busca el dinero, y como tal quien más dinero le paga, es quién se la lleva y por tanto tenemos lo que tenemos.
Si verdaderamente la DPZ tuviese un mínimo punto de afición o preocupación por su plaza, debería de ponerse a trabajar desde ya y tomar cartas en el asunto. Porque como dice un dicho: “Quien come y no da, empachado morirá”, porque igual en unos años pasan de ingresar medio millón de euros a no obtener nada de dinero, porque “La Misericordia” no dará toros gracias a unos gestores que entre todos solo buscaron sus propios intereses sin tener misericordia del coso de Pignatelli.