Tarde triunfal en Alicante con triple puerta grande y un llenazo hasta la bandera

La tarde fue un remolino de emociones. Desde los diez minutos de retraso para poder acomodar al gentío que llenaba la plaza, el clamor cuando la terna irrumpía en el ruedo… para coronarse en los cielos con tres actuaciones sensacionales de la terna, que lo dio todo para que no se cumpliera el maldito dicho aquel tarde de expectación…

El Juli anduvo en maestro. Consintió y consintió a su noble primero, que no era un dechado de fuerza. Lo toreó muy bien con el capote y, con la muleta, a base de paciencia, lo acabó rompiendo por abajo en dos series de mano baja que levantaron a la gente de sus asientos. La espada le privó de tocar pelo. Con el quinto, se inventó literalmente una faena a un toro medio que no veía nadie. El pulso, la técnica, el gobierno para darle fiesta a un toro que no humilló nunca. Todo, con el valor del que empieza y tiene que pelear el siguiente contrato. Con este, la espada viajó certera y le fueron concedidas las dos orejas.

El peruano Roca Rey, líder de las taquillas, llegaba a Alicante embalado. Y no aflojó el ritmo lo más mínimo en el coso de la Plaza de España. A su primero, incierto y con un pitón izquierdo imposible, lo toreó como si fuera bueno. El arranque por estatuarios fue solo una declaración de intenciones de lo que estaba por venir. Se pone tan de verdad que a los toros no les queda otra que embestir. Una autoridad insultante. Oreja. Al quinto, un toro importante por cómo quería todo por abajo, sobre todo por el pitón derecho, lo sometió en varias tandas ligadas en un palmo de terreno. Con ese había dejado un quite en el que alternó tafalleras con chicuelinas, más ceñido imposible. Conectó con los tendidos de manera sobresaliente y solo la tardanza del toro en doblar dejó en un trofeo una labor que fue de dos. Figurón máximo del toreo.

Tomás Rufo dejó constancia que no era un convidado de piedra. El triunfador de la última feria de Hogueras no se dejó nada en el tintero. Toreó de rodillas al primero como muchos sueñan torear de pie. Al natural hubo dos tandas de toreo caro y para finalizar su labor se pegó un arrimón de órgado. La estocada cayó baja y a eso se agarró el palco para conceder solo una oreja. La bronca al palco fue monumental. Con el sexto, el más deslucido del variado envío de Victoriano del Río, se la jugó para amarrar una puerta grande que los compañeros tenían ya asegurada. En tablas, muy metido con el toro, hizo exactamente lo que se podía hacer para que la faena fuera de premio. Además, lo mató muy bien.

La tarde tuvo más cosas. Como las cuadrillas, a buen nivel. Especialmente ese Fernando Sánchez que con los palos ve toro en todos los sitios y banderillea con garbo y majeza. Alvarito Montes y Antonio Chacón lo bordaron con la capa. Pero, sobre todo, fue tarde de emociones fuertes, tantas, que fue de esos días en los que la gente abandona la plaza toreando por las calles. Y así, seguramente volverán.

LA RESEÑA

Plaza de toros de Alicante. 6ª de la Feria de Hogueras. Toros de Victoriano del Río, bien presentados y de variado juego. Destacaron 1º, 3º y 5º. Manejables el resto salvo el más deslucido 6º.

Julián López “El Juli”: ovación con saludos tras aviso y dos orejas.

Roca Rey: oreja tras aviso y oreja tras dos avisos.

Tomás Rufo: oreja y oreja.

Entrada: Llenazo 11.262 espectadores en tarde espléndida. Faltaron 200 localidades para colgarse el “no hay billetes”. Sergio Blasco y Fernando Sánchez se desmonteraron tras parear al tercero. Declinó hacerlo Antonio Chacón en el quinto y repitió Fernando Sánchez con Andrés Revuelta.

LA TARDE EN IMÁGENES

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