Vuelvo de vacaciones y ea, la primera columna sobre la polémica de OneToro. Luego que si soy un polémico ¿Yo que quieren que le haga?
Del anuncio acerca de la no retransmisión de las ferias de San Miguel y Otoño por parte de OneToro, se pueden extraer varias conclusiones. Unas más complejas que otras, claro está.
Que la piratería hay que erradicarla está claro; ésta ya fue la responsable última de la desaparición del antiguo canal Toros de Movistar y aseguran desde la nueva plataforma – pues recordemos que no ha cumplido aún los dos años – que, en nuestro país, 3 de 4 personas que la utilizan, lo hacen de manera ilegal. Lógicamente, es un gran problema pero ¿no se ha pensado que quizás otro problema es que sigue sin haber contenido atractivo? Ni mucho menos pretendo justificar a quién piratea la señal de OneToro, pero quizás, si se atendiera a las necesidades del taurino, se fomentaría que éste se suscribiera.
Por ejemplo ¿nadie ha pensado que culpar de absolutamente todos los males de la fiesta al aficionado, espanta a ese aficionado? ¿Cuántas retransmisiones nos hemos tragado este año en las que los comentaristas – que esa es otra, ahora llego – han culpado de todo al aficionado, y no a los ganaderos, palcos, cuadrillas, toreros…?
Todo siempre es culpa del que paga, nunca del que cobra ¿Curioso, eh?
Si a un torero se le pita, el aficionado no tiene respeto.
Si se critica que un toro en una plaza de segunda esté afeitado, es que el aficionado no es consciente de que está en una plaza de segunda.
Si el aficionado pide las orejas, mal; si no las pide, peor.
Venga ya ¿en serio nadie ha pensado que el aficionado está harto de que lo ninguneen?
Una pregunta ¿han leído el comunicado explicando los motivos por los que no se van a retransmitir ni San Miguel ni Otoño? ¿Han visto algo de autocrítica? No la busquen, les ahorro el esfuerzo: la culpa es de los demás, ellos han hecho todo bien. Por eso han perdido doce millones en dos años, por hacerlo todo bien.
Por eso y porque no se ha cumplido la previsión de tener 200.000 abonados. Te tienes que reir.
Pensándolo bien, me voy a contener al hablar de los comentaristas, porque me enervo.
Y oigan, que sí, que está muy bien querer hacer programas taurinos más “amenos” pero ¿a quién se le ocurrió lo de Daiki? Que me lo digan, por favor, que parece que tampoco nadie pensó que la primera vez tenía algo de gracia, la segunda menos, la tercera nada, y la cuarta estábamos hartos de Daiki. 17 capítulos van ya, creo.
Del blanqueamiento de todos los males de la fiesta, qué les voy a decir que no sepan ya… Que roza lo patético la normalización del afeitado al retransmitir corridas que cualquier taurino con un mínimo de sensatez se avergüenza de ver, y además, sieeeeempre las mismas corridas.
Que no digo yo que sólo haya que retransmitir Ceret, San Agustín de Guadalix o los desafíos ganaderos de Las Ventas, pero tampoco creo que pase nada si hay un poco de variedad ¿no? El que no me crea, que busque el calendario de retransmisiones que se publicó allá por febrero. Se anunció a bombo y platillo que se iban a dar más de 100 tardes – de las que cuales ahora se caen unas 10 – pero ¿cuántas son las plazas que se iban a dar? Yo se lo digo, 14
¿Es eso un dato como para presumir? Yo pienso que no.
Ah, pero claro, soy aficionado, así que la culpa es mía por inconformista.
También digo, el que crea que la solución es retransmitir únicamente el tipo de ferias que acabo de nombrar, que eche la vista atrás, y recuerde qué fue de Taurocast.
Eso sí, y ya acabo, no piensen que me alegro de la situación de OneToro, pues es algo perjudicial para la Tauromaquia, pero cuando las cosas se hacen mal, acaban estallando.
Y en fin, cómo hace mi compañero Ricardo Pineda, permítanme acabar esta columna semanal con unos versos:
Porque la culpa no la tuve yo,
no la tuve yo,
tú tienes la culpa.
(La culpa, El Capullo de Jerez)
Yo tiro piedras al viento,
al viento tiro mis piedras,
que se ofenda quién se ofenda,
y las recoja quién las quiera.
(La Ventolera, 1994, Antonio Martínez Ares)
Y dicho esto, me despido hasta el martes que viene. Volvemos a la columna semanal.